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Sorteo premiado

La Razón
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Al Madrid le ha tocado en suerte el Apoel de Nicosia y no ha lugar a hablar de bolas frías y calientes, como antaño, cuando al Bernabéu llegaba en la primera eliminatoria un equipo de las islas mediterráneas cuya gran ilusión era jugar los dos partidos aquí ya que ello era hacer caja. El Apoel es la sorpresa de la temporada y también el bombo le ha favorecido, porque jugar contra el Madrid significa fiesta mayor.

El sorteo ha tenido efecto balsámico porque ha impedido que el Real Madrid y el Barcelona se enfrenten en cuartos o semifinales. El bombo ha proporcionado la oportunidad de que el gran sueño de ver a ambos en la final de Múnich sea posible. Se supone que el Barça, aunque con sufrimiento, podrá eliminar al Milan. Es partido entre grandes de Europa, pero hay que confiar en la capacidad del equipo barcelonés.

Pep Guardiola tendrá enfrente a Ibrahimovic, lo que concede a la eliminatoria cierto morbo. El sueco salió del Barça por incompatibilidad con el entrenador. El jugador tenía problemas de identidad, ya que le costaba admitir que el equipo no jugara para él, como estaba acostumbrado en otros lugares, y que la estrella fuera Messi.

El camino hasta la final tiene para el Madrid el escollo del Bayern Múnich o el Olimpique de Marsella. Para el Barça, tras el Milan, llegaría el Chelsea o el Benfica. Salvo el Apoel, ninguno de los demás equipos es perita en dulce.
Posdata. Uli Hoeness ha arremetido contra las deudas del fútbol español. Sólo faltaría que en la final de Múnich hubiera dos españoles.