Ciudad del Vaticano

El Papa recuerda que el odio «es siempre una derrota»

El Papa Benedicto XVI ha hecho un llamamiento "a todas las partes implicadas"para que se inicie "una obra de paz y de diálogo"en Costa de Marfil y en Libia y se eviten "más derramamientos de sangre"pues, según ha subrayado, durante la audiencia celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro, "la violencia y el odio son siempre una derrota".

Además, el Pontífice ha destacado que espera que el presidente del Consejo Pontificio 'Justicia y Paz', el cardenal Peter Turkson, a quien "había enviado para manifestar la solidaridad del Papa con la población de Costa de Marfil", pueda finalmente entrar en el país.

El cardenal Turkson permanece por ahora en Ghana, debido a que los aeropuertos de Costa de Marfil permanecen cerrados debido al conflicto que vive la región. Benedicto XVI ha asegurado que sigue "con mucha atención"los "dramáticos sucesos"que están viviendo las poblaciones de Costa de Marfil y Libia y ha subrayado que reza por las víctimas.

Por otra parte, el Papa ha recordado a la santa Teresa de Lisieux, quien vivió "una vida escondida que ha tenido una relevancia crucial en la historia de la espiritualidad de la Iglesia contemporánea"y que fue nombrada Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II.

Santa Teresa, según ha apuntado el Pontífice, es "uno de los 'pequeños' del Evangelio que se dejan conducir por Dios en la profundidad de su Misterio"y una "guía para todos los cristianos, sobre todo para aquellos que, en el pueblo de Dios, realizan su ministerio de teólogos".

Asimismo, ha recordado que su mensaje propone "hacerse pequeño como camino hacia la plenitud del Amor ofrecido por la Iglesia, por los pecadores y por los últimos"de la sociedad y ha subrayado que la "noche oscura"de Santa Teresa "es una fuerte prueba de fe que ella acepta por todos los ateos del mundo moderno".

Benedicto XVI ha declarado que Teresa de Lisieux cumplió su vocación de ser "en el corazón de la Iglesia, el amor"y ha invitado a los cristianos a descubrir "en la lectura orante de la Biblia, en la participación fructuosa en la Eucaristía y en la contemplación del Crucificado, la ciencia del amor misericordioso que impregna el misterio de Cristo".