Europa

Bruselas

Entre la espada de los sindicatos y la pared de Europa

José Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta a una semana decisiva con la mirada puesta en el Consejo Europeo de Primavera que se celebrará entre el jueves y el viernes, y en el que se presentará el Pacto por el Euro. El presidente del Gobierno tendrá que mostrar a sus socios una cartera con nuevas reformas económicas que aplaquen las demandas europeas.

José Luis Rodríguez Zapatero, junto con Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Juan Rosell (CEOE), durante la firma del acuerdo económico y social
José Luis Rodríguez Zapatero, junto con Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Juan Rosell (CEOE), durante la firma del acuerdo económico y sociallarazon

Este acuerdo contiene una serie de compromisos sobre moderación salarial, contención del gasto en pensiones y prestaciones sociales, y flexibilidad laboral para fomentar el empleo, que deberán ser asumidos por los gobiernos a cambio de un fondo de rescate con más recursos. Así pues, Zapatero dispone tan sólo de unos días para lidiar con los agentes sociales y conseguir que cierren al menos un preacuerdo de negociación colectiva, la reforma que presentará a sus socios, y que exige la canciller alemana, Angela Merkel. Pero las cosas no pintan bien para el presidente, vistas las desavenencias que mantienen los agentes sociales, que no consiguen solventar sus diferencias. CC OO y UGT ya advirtieron al Gobierno de que «no se ponga nervioso», y de que los tiempos los marcan ellos, a la vez que han pedido un mes más para el acuerdo.

Pero el Ejecutivo no dispone de tanto tiempo, ya que se comprometió en Bruselas a presentar medidas para recortar el gasto autonómico y acabar con la vinculación de los salarios a la inflación, ligándolos a la productividad. Se encuentra atrapado entre los deseos europeos y el rechazo frontal de los sindicatos a adoptar las posturas de Merkel.

Pero Zapatero piensa agotar todos sus cartuchos y por ello ha citado a los secretarios generales de los sindicatos, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, este miércoles, a un encuentro al más alto nivel. Será su sprint final y última oportunidad de arrancar un acuerdo antes de viajar a Bruselas. Y es que, aunque Zapatero esté dispuesto a asumir la cirugía de hierro de la canciller alemana, los sindicatos son tozudos y denuncian que imponer que los salarios se fijen exclusivamente con la productividad sería «una regla perjudicial».

Argumentos sindicales

Un argumento que pueden utilizar las centrales para desmantelar estas intenciones es que, mientras que la productividad de las empresas ha subido, los costes salariales por trabajador descendieron un 0,3% en 2010. Argumentos que no le valen a Zapatero, así que si los sindicatos no dieran su brazo a torcer, corren el riesgo de que el presidente legisle sin acuerdo, como con la reforma laboral.

Que la reforma de la negociación colectiva no está siendo fácil es algo evidente. Las posturas de CEOE y sindicatos están todavía alejadas, y para la patronal la prioridad es la mejora de la flexibilidad interna y la adaptación de las empresas a su ciclo económico. Mientras que los empresarios quieren más poder en la toma de decisiones en cuanto a salarios, horario del empleado o de movilidad funcional, CC OO y UGT buscan una mayor presencia sindical. El presidente de la CEOE, Juan Rosell, urge a adoptar un paquete de medidas que necesitan las empresas y que, según argumenta, ya tiene el resto de Europa.

No es la negociación colectiva la única exigencia europea. A los 17 países que conforman el euro se les ha impuesto también la obligación de controlar el endeudamiento público si no quieren ser sancionados. A partir de ahora los Estados miembros cuya deuda pública supera el 60% del PIB estarán en situación de deuda excesiva y, por lo tanto, obligados a reducirla. La cumbre que arranca el jueves debe suponer la puntilla a la crisis del euro, para lo que se cerrará el paquete de gobernanza económica, verdadero instrumento para coordinar la política económica de la Unión Europea, al introducir un sistema de control y castigo para el exceso de déficit y de deuda. Pero los países tendrán un plazo de un año para efectuar los deberes. Algunos, para retrasar la edad de jubilación –no es el caso de España, que ya ha adoptado esa reforma– y otros para fijar un déficit anual por ley.

Tras la cumbre, y la reunión con los sindicatos, el sábado acudirán a Moncloa 44 presidentes y consejeros delegados de las grandes compañías nacionales y la CEOE para «mantener un debate en torno a nuevas iniciativas que se plantea el Gobierno en relación al empleo».
Zapatero explicará a los representantes de las grandes empresas españolas el significado del Pacto del Euro alcanzado en Bruselas.


Empresarios: Hacia el control total de los salarios
La CEOE no se conformará con un acuerdo de mínimos en la reforma de la negociación colectiva. Los empresarios hacen de la flexibilidad interna el objetivo principal del cambio. Piden tener el control sobre la renovación de los salarios y horarios de los trabajadores, así como sobre su movilidad funcional. La patronal reivindica dejar fuera del paraguas de los convenios a los emprendedores, es decir, a los pequeños empresarios que tienen a su cargo a un número limitado de empleados. La CEOE quiere poner fin a la ultractividad de los convenios –un texto caducado sigue en vigor mientras no se termina de negociar el siguiente– y que los nuevos se negocien desde cero. De no alcanzarse un acuerdo, la CEOE pide acudir a un arbitraje.


Sindicatos: La inflación como bandera
Aunque la productividad no entra en las discusiones sobre la reforma de la negociación colectiva, sí es un aspecto que se menciona en todos los documentos internos de los sindicatos. Sobre este asunto, CC OO y UGT defienden que los salarios se referencien en base a la productividad, pero también a la inflación prevista. Las centrales entienden también que una empresa pueda adaptar las condiciones de trabajo a la evolución económica, pero sin merma de los derechos de los trabajadores. Ver cómo casa este puzzle es lo que tratan de resolver los agentes sociales. También reclaman mayor presencia sindical en los consejos de administración y no quieren que en la firma de cada nuevo convenio se parta desde cero.