Los bosques olvidados por Ramón TAMAMES

«La temporada de incendios forestales» –que no de otra manera debería llamarse a efectos mediáticos y de la gloriosa Administración que padecemos– ha terminado este largo y cálido verano con un saldo de 200.000 Ha. quemadas. Incluyendo superficies en varios parques regionales, e incluso alguno nacional.

Ahora, con las lluvias recién caídas y las que vengan, tendremos tranquilidad por unos meses. Y los lamentos por la incuria de nuestra política de la naturaleza, se olvidarán tan rápidamente como emergieron. Hasta la próxima «temporada de incendios forestales», que será objeto de nuevas y grandes lamentaciones.

Hay numerosos análisis sobre causas y efectos, orígenes y motivaciones, pero la explicación global del desastre silvícola en que nos encontramos en España es muy sencillo: no hay política forestal. Asignadas las competencias a las incompetentes CC AA (la mayoría), nadie se acuerda de que hay un artículo 155 de la Constitución («intervención federal», que dicen los constitucionalistas), que permitiría recabar esas funciones, sin más; cuando la inepcia queda suficientemente demostrada, como es casi siempre el caso.

Los bosques abandonados a su suerte, ingentes biomasas susceptibles de arder en cualquier momento del verano, policía forestal cuasi-inexistente en la práctica, justicia post-incendios inútil del todo sin que nadie pague al final los desmanes y catástrofes de pirómanos y otros enajenados; y de la negligencia de varios millones de españoles que sólo ven en el bosque un merendero al llegar y un vertedero al marcharse.

Y ahora viene la pregunta final: ¿por qué el ministro de Agricultura y Medio Ambiente, el secretario de Estado de Medio Ambiente y la directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal no han contestado al envío que les hice el pasado mes de julio, de un artículo para La Razón (22 de julio), donde se planteaba la idea de un «Cuerpo de Guardabosques Voluntarios»? Nada más se supo…

Ramón Tamames es Catedrático de Estructura Económica/ Cátedra Jean Monnet