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Olvido y memoria por el Dr Bartolomé BELTRÁN

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La organización neurofisiológica de la memoria es compleja: intervienen las neuronas y sus procederes bioquímicos ligados a los ácidos nucleicos y a determinadas proteínas; están las redes sinápticas y los circuitos neuronales; también los sistemas aferentes sensoriales y las distintas áreas asociativas de la corteza cerebral.

El otro día un amigo se enfadó conmigo porque yo no lograba recordar unas fotos que nos hicimos. Y es que el olvido forma parte también de nuestra memoria. El doctor Ventura Anciones, mi neurólogo de cabecera con su equipo en la Clínica del Rosario y la Zarzuela me dio la clave. Me dijo: «Aunque clásicamente en el fenómeno de memorización se describen tres partes que forman la secuencia mnéstica: el aprendizaje (percepción y registro de la información); el almacenamiento y la evocación, yo añado un cuarto elemento que me parece esencial: el olvido».

Porque efectivamente, el olvido elimina densidad en el almacén, licua la consolidación de la información mnéstica y libera el recuerdo de las múltiples trabas que entorpecerían su reconocimiento y evocación. El olvido es un don y una necesidad de la memoria, el elemento purificador de un magma donde llegan y se codifican muchos elementos «inútiles» que deben ser eliminados del gran desván de la memoria.

Sin embargo las variaciones individuales, dice el Dr. Anciones, en la capacidad de memoria son extraordinarias, como lo son otras actividades de la esfera intelectiva como el lenguaje y la capacidad de realizar tareas abstractivas. Pero ninguna función cerebral intelectiva es tan demandada en la vida cotidiana como la memoria, lo cual explica el gran número de quejas por problemas de mala memoria (el 15 por ciento de los pacientes que acuden a una Consulta de Neurología) y en cambio apenas se quejan de su escasa capacidad de lenguaje o su dificultad para resolver problemas aritméticos. No es mi caso y mi amigo tendrá que perdonarme. Seguro.