Convención del PP

Mas ya no quiere tanto por Iñaki Zaragüeta

La Razón
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Artur Mas debería recordar aquello de «gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas» y dejar de guiar a su pueblo hacia la Tierra Prometida sin siquiera saber si existe. La ventaja coyuntural del momento se le desvanecerá en cuanto obtenga el premio de la mayoría absoluta, si realmente se materializan las expectativas de las encuestas. No nos engañemos, ésa ha sido la razón del adelanto electoral.
Resulta curioso comprobar cómo es capaz de confeccionar una especie de tratado político con el Estado como norte y, a la vez, no citar una sola vez la palabra «independencia». Después de la que está montando en España y de las perspectivas trasladadas a muchos de sus paisanos, sorprende la elusión de tan importante concepto. ¿Acaso quiere guardarse las espaldas por un incumplimiento consciente?
El presidente del Govern ha logrado convencer, con la ayuda de nacionalistas y de algunos medios de comunicación, a una buena parte de los catalanes de que los males de su comunidad provienen de la aportación al resto de la nación, por ayudar a mejorar la vida de otras regiones. Sabe que es falso, pero no le importa. Goebbels ya descubrió el camino de que «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad».
En un aspecto sí ha sido original, único. Ni una palabra de censura al anterior Gobierno tripartito, a pesar de no haber tomado parte en él, como responsable del despilfarro, de la mala gestión y, en consecuencia, de la penosa situación económica de Cataluña.
Mas debería tener en cuenta para el futuro que puede perderlo todo por no haber previsto lo que debería haber previsto. Así es la vida.