Mentiras arriesgadas

Después del partido de ida de la Supercopa, recibí una llamada de Helen (Jamie Lee Curtis), una más; creo que era de madrugada –sin gafas necesito una pantalla en el móvil tamaño reloj de la Puerta de Sol–. Había discutido con Harry (Arnold Schwarzenegger) a causa de José Mourinho, de Pepe, Marcelo, Cristiano Ronaldo y Dani Alves. «Estos portugueses», me decía, a lo cual repliqué que unos eran portugueses y otros brasileños, «todos hablan portugués, ¿o no?». Cierto. «Pues como te iba diciendo, estos portugueses (?) son unos maleducados, no tienen modales y a Harry, que es un bruto, como sabes, los tipos así le conmueven, si es que eso fuera posible. ¿Crees que alguno de estos habrá leído a Camoens?», me preguntó de sopetón. Su marido, seguro que no; los otros… Mourinho, tal vez; tiene estudios. Los demás, lo dudo. ¿Qué más da?

«Estoy convencida de que ninguno leyó versos como éstos: ‘‘Suene la trompa bélica / del castellano cálamo, / dándoles lustre y ser a las Lusíadas, / y con su rima angélica / en el celeste tálamo…''». «Helen, Helen, echa el freno, Harry y tú sois espías, ¿a qué viene este interés por estos futboleros? ¡Y mezclarlos con un poeta!». «Porque Camoens, además de portugués, también fue un aventurero, como ellos; pero sabía comportarse. A estos tipos, que son unos chulos, los encerraba en Guantánamo».

Claro, para darle trabajo a Harry con uno de sus espectaculares rescates. «Helen –le dije–, duerme y guarda las represalias para el final de la Liga, que aún no ha empezado». No le faltarán motivos para encerrarlos.