Cataluña

El gran trampolín

La Razón
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Desembarco en toda regla este fin de semana en Cataluña. Rajoy y Rubalcaba compiten en Tarragona. Zapatero acude en un intento, admitido ya entre los socialistas, de salvar algo la cara. La encuesta del CIS, sospechosamente cocinada al albur de La Moncloa, deja claro el frontal rechazo a un tripartito demoledor. Saturados de debates identitarios, a los catalanes les preocupa el paro, la inmigración, la inseguridad ciudadana. Un caladero de votos que intenta captar el PP, en su apuesta por el «cinturón rojo». No resulta de recibo que Montilla, gobernante en coalición independentista, reclame ahora con fervor el sentir españolista. Aceptada la victoria de CiU, bajo el equilibrado reparto de papeles entre Artur Mas y Duran Lleida, la única novedad radica en su fuerza en solitario. De no ser así, la puerta quedaría abierta a la «sociovergencia» o a pactos puntuales, sobre todo en materia fiscal y económica. Rajoy ha diseñado una campaña muy en clave catalana, de total apoyo a su candidata, sin gran presencia de otros líderes nacionales. El triunfo de CiU impone un giro en la Generalitat, pero también un nuevo auge del Grupo catalán en Madrid, tras el apoyo del PNV a los Presupuestos del Estado.
En el fondo, el PSOE quiere pasar de puntillas por estas elecciones. La ausencia de José Montilla en el reciente Comité Territorial así lo revela. Zapatero llegó al poder gracias al voto catalán, y ahora puede iniciar su pérdida por la misma senda. El 28-N es el trampolín de un verdadero cambio.