Andalucía

Más de 18000 fieles asisten en Jaén a la beatificación del laico «Lolo»

El prefecto de la Congregación de los Santos destacó de él que «se movía ágilmente con el corazón y la mente».

Más de 18.000 personas asistieron ayer por la tarde a la beatificación de «Lolo», en Linares, Jaén
Más de 18.000 personas asistieron ayer por la tarde a la beatificación de «Lolo», en Linares, Jaénlarazon

MADRID- Como suele suceder en los actos religiosos celebrados al aire libre, ayer por la tarde en la ciudad jienense de Linares, la lluvia dejó de caer justo en el momento preciso, cuando se beatificaba al periodista laico Manuel Lozano (Linares, 1920-1971), popularmente conocido como «Lolo». Frente al debate que se planea en la actualidad sobre la eutanasia, especialmente en Andalucía, con su reciente Ley de Muerte Digna, la vida del nuevo beato constituye un ejemplo en su tierra y en toda España de lucha por la vida, ya que, como cuentan todos los que le conocieron, aceptó con esperanza y «siempre con una sonrisa» la parálisis progresiva que le sentó en una silla de ruedas a los 22 años, y la ceguera que le sobrevino nueve años antes de morir.El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato, que presidió la ceremonia, destacó de «Lolo» que a pesar de «tener los miembros entumecidos, se movía ágilmente con el corazón y la mente». «Su cuerpo se convirtió en un amasijo retorcido de huesos doloridos, pero nunca se quejó ni habló de sí mismo. Cuando pierde el movimiento de la mano derecha, aprende a escribir con la izquierda, cuando también la izquierda se paraliza, dicta a un magnetófono y así se convierte en escritor y periodista incansable desde su silla de ruedas», relató Amato.En la ceremonia se encontraban las dos hermanas con vida de «Lolo». Una de ellas, Luci, fue la que le atendió en su enfermedad, sin embargo, cuenta que pudo disfrutar siempre de cuidar a su hermano ya que jamás se quejaba, a pesar de que sufría unos dolores «extremos».Fue precisamente en medio de su parálisis, cuando la producción de «Lolo» se hizo más fecunda, ya que escribió nueve libros, cuentos, poesías, ensayos y más de 400 artículos en medios locales y nacionales, además de ganar distintos premios y fundar la Asociación «Sinaí», compuesta por enfermos que ofrecían sus oraciones y sufrimientos por la Prensa.El momento más emocionante de la ceremonia llegó con la lectura de la carta de Benedicto XVI, por la que «Lolo» era proclamado beato entre los aplausos de los más de 18.000 fieles presentes, según la agencia Efe, y de una veintena de obispos, entre los que se encontraba el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, y el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Mª Rouco Varela. Tras esto, los restos mortales del periodista fueron procesionados en una urna al tiempo que se lanzaban al cielo globos con los colores de la bandera del Vaticano, el blanco y el amarillo, y que contenían mensajes de la obra del nuevo beato. El esfuerzo de la Asociación de Amigos de Lolo, que inició la causa de beatificación hace 14 años, se veía así recompensado.

El milagro: la curación de un niñoPara ser proclamado beato se necesita un milagro. El que ha llevado a «Lolo» a los altares es la curación de un niño de dos años que, tras ser operado dos veces de apendicitis, sufrió una septicemia gravísima, una infección que lo puso en inminente peligro de muerte. La familia invocó al periodista en aquellos días de tanta gravedad y colocaron bajo la almohada del niño el crucifijo que «Lolo» llevaba siempre consigo y que sujetaba en sus manos en el momento de su muerte. 17 médicos han intervenido en el estudio de la curación y la han calificado como «inexplicable». Hoy, ese niño milagro es un conocido árbitro internacional de tenis.