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Daniel Estulin: «Wikileaks es una tapadera de la CIA»

Con firma propia. Profesión: ex agente de la KGB, escritor de investigación. Nació: en 1966, en Vilnius (Rusia). Por qué está aquí: es autor de «La verdadera historia del Club Bilderberg» y presenta ahora «Desmontando Wikileaks» (Bronce).

Daniel Estulin: «Wikileaks es una tapadera de la CIA»
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–¿Ha escrito «Desmontando Wikileaks» para decirnos...?
–Que el Gobierno norteamericano quiere controlar el libre acceso a internet.

–Wikileaks nació como un estallido de libertad ¿Qué es ahora?
–Un cadáver flotando en el mar cibernético. Julian Assange es un tipo teledirigido. Buscó apoyos y ahora esos apoyos le dirigen a él.

–¿Lo que nos cuenta Wikileaks es mentira o una verdad que nos distrae de otra verdad más grave?
–Es una verdad que nos distrae de otra verdad. Para que una operación de engaño sea efectiva, el 90 por ciento de lo que se cuenta ha de ser verdad.

–¿Y quién le proporciona ese 90 por ciento de verdad?
–La CIA y la NSA. Wikileaks es una tapadera de la CIA.

–Una gran operación psicológica para manipular nuestra percepción de la realidad, dice. Eso suena a «Matrix»...
–Es «Matrix». Hay que introducir una realidad paralela, un juego esperpéntico de espejos, para engañar al mundo.

–Pero Julian Assange se ha convertido en una gran estrella...
–Le conozco hace años. Pertenecía a un club de hackers en Alemania cuyo líder colaboraba con la KGB. La primera vez que le vi en la tele grité: «¡Pero si yo conozco a ese gran hijo de...!» Es un personaje tragicómico, ególatra, complejo. Tiene lavado el cerebro.

–Leo que va a publicar las cuentas en las Islas Caimán de 2.000 personas.
–Publicará las menos importantes: nunca las de Rockefeller o Soros.

–¿Qué no publicará nunca Wikileaks?
–La verdad entera: el papel de los gobiernos en la droga, el papel de los servicios secretos en el terrorismo atómico...

–Usted fue agente de la KGB. ¿Cuál es la mejor forma de ocultar algo?
–Poniéndolo delante de las narices de la gente. Ya nadie se cree nada. Nada escandaliza a nadie.

–Con Wikileaks uno llega a la conclusión de que no hay a dónde ir, ni nadie en quién confiar, escribe.
–Es así. Yo confío en mí, pero no aconsejo a nadie que confíe en mí.

–¿Quién tiene la verdad?
–Quizá esa monja que llevaba 84 años enclaustrada en su convento y salió para ver al Papa. Desde luego, no la tiene Julian Assange.

–Hombre, gracias a Wikileaks supimos que la película favorita de Carme Chacón es «Casablanca»...