Cádiz

Siete horas de secuestro en familia: «Me pego un tiro»

Fueron siete horas de tensión e incertidumbre hasta que se produjo el desenlace de la extraña situación ocurrida ayer en O Freixo, en Montecelo (Pontevedra). 

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Agustín V.R., de unos 40 años y propietario del taller mecánico «Moncho y Tito», situado en Pontevedra capital, mantuvo ayer retenidos a su hijo (de entre 12 y 13 años), a su mujer, Susana V. y al jefe de ésta, Manuel B.,con al menos seis escopetas desde las 10:00 de la mañana hasta las 17:30 horas. Se da la circunstancia de que Agustín disponía de armas en la vivienda porque es aficionado a la caza y cuenta con licencia de armas, aunque su profesión es la de mecánico.

El dueño de la tienda de recambios que le suministra material para su negocio, Celso Carregal, ya se percató desde primera hora de la mañana que algo no marchaba bien. A las nueve Agustín le telefoneó para pedirle que le facilitara unas piezas que necesitaba para el taller. «Me dijo que le enviase las piezas en ese momento. ¿Me dejarás que antes me tome un café?, le respondí, pero insistió en repetirme: ahora mismo, ahora mismo...Que me voy a pegar un tiro... Ya me di cuenta de que se encontraba raro y por algún motivo se le fue la cabeza».

Frases inconexas
Al parecer, el hombre empezó a pronunciar frases inconexas en las que aludió a que sus padres se encontraban enfermos y que le habían robado un perro. Carregal insistió en que Vicente «estaba muy alterado cuando me llamó, pero es un trabajador nato y a lo mejor está sufriendo una depresión», lamentó. El socio de Agustín en el taller mecánico en el que trabaja eludió hacer declaraciones sobre lo ocurrido. «Me encuentro fatal, estoy muy dolido por todo lo que ha sucedido», dijo sin más.

El negociador
Mientras un Policía intentaba convencer para que depusiera de su actitud, él realizó varias llamadas telefónicas a personas que se encontraban fuera del perímetro de seguridad. Una de las llamadas tuvo como destinataria a la mujer del jefe de su esposa, quien, acompañada por unos agentes, fue trasladada a las inmediaciones del domicilio de «secuestrador», donde permaneció durante unos 15 minutos, informa Efe.

La mujer había comentado antes que Agustín V.R. la había llamado por la mañana temprano y la había alertado de que amenazaba con suicidarse. Fue entonces cuando ella pidió a su marido que se acercase a la vivienda familiar, donde fue retenido por Agustín. Fue necesaria la intervención del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES), especializado, entre otras acciones, en secuestros, que se desplazó expresamente desde La Coruña. Los agentes trabajaron intensamente para lograr que fueran liberadas todas las personas retenidas.

Sobre las cinco y media de la tarde de ayer, la pesadilla se resolvió sin que hubiera heridos ni otros incidentes graves que lamentar. Primero abandonaron la casa familiar la mujer y el hijo adolescente, que fueron trasladados en una ambulancia y, después, el jefe de la mujer, al que le esperaba su esposa en el exterior de la vivienda. Ninguno de los retenidos sufrió daño alguno, según confirmaron agentes de la Policía Nacional.

En principio se pensó que el suceso podía tener alguna relación con causas monetarias, pero después se descartó que tuviera conexión alguna ya que fuentes cercanas a la familia aseguraron que el matrimonio no tenía dificultades económicas. La esposa del jefe de la mujer apuntó como una posible causa un conflicto familiar con un cuñado en torno a unos cotos de caza.

Evaluación psicológica
Las siete largas y angustiosas horas de espera acabaron con la detención de Agustín V. R. por parte de efectivos de la Policía Nacional de Pontevedra. Después fue trasladado a comisaría, donde le tomaron declaración y ahora tendrá que responder por retener de manera ilegal a su propia familia. Además, será sometido a una evaluación psicológica.

En la zona estuvieron durante todo el tiempo que duró el «secuestro» varias patrullas de la Policía Nacional y de la Local así como una ambulancia del 061. Una decena de vecinos y familiares siguieron desde lejos y con preocupación el desarrollo de los hechos.

Víctimas con la misma sangre
En octubre de 2005 la Guardia civil detuvo en San Roque (Cádiz) a un joven de 21 años por retener contra su voluntad a su compañera sentimental y a su bebé, de ocho meses, tras amenazarles con cortarles el cuello con una guadaña. El padre de la mujer denunció los hechos a la Guardia Civil tras ser informado de lo ocurrido por una amiga de su hija. La historia tuvo un final feliz, ya que los agentes detuvieron al hombre y liberaron al bebé y a la mujer.

Otro secuestro de carácter familiar tuvo lugar en octubre de 2010 en Las Rozas cuando un hombre de 56 años mantuvo secuestrada a su esposa en una furgoneta. El principal motivo que llevó al hombre a cometer el secuestro fue el conocimiento por parte del hombre de una denuncia de malos tratos interpuesta por su mujer. Fue el hijo del matrimonio quien dio la voz de alarma y permitió a los agentes de la Guardia Civil poner fin a esta historia.