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La independencia de Mas chocaría con quince países de la UE

En medios diplomáticos se da por hecho que Cataluña tendría problemas con varios estados contrarios a sentar un precedente

«Los peligros del independentismo en Europa», el programa más visto de Euronews ayer
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MADRID– La Cataluña independiente que promete electoralmente el presidente de la Generalitat, Artur Mas, chocaría en la Unión Europea (UE) con la mayoría de los países que tienen problemas de minorías en su interior. Son más de una quincena. Fuentes diplomáticas precisan que la posición de estos países dependería, en cualquier caso, de su situación en el ámbito doméstico; de la naturaleza de la separación, si ha sido pactada o unilateral, o de su percepción de las consecuencias para sus intereses económicos dentro de la UE de la existencia del Estado segregado. La posición siempre es más negativa en función de cuantas más excepciones (opt-outs, por ejemplo) solicite el nuevo Estado en la aplicación del acervo comunitario.

Los Estados con minorías y movimientos independentistas articulados son Francia (Córcega, Bretaña y País Vasco francés), Reino Unido (Escocia, Gales, Cornualles e Irlanda del Norte), Bélgica (Flandes), Italia (Padania), Chipre (que soporta desde 1974 la separación de facto del norte de la isla por la invasión de las tropas turcas), Rumanía (minoría húngara), Eslovaquia (minoría húngara que ocupa casi la mitad del país en frontera con Hungría), Dinamarca (Groenlandia e Islas Feroe), y Bulgaria (minoría turca y macedonia).

A estos países hay que sumar aquellos que también tienen minorías, aunque sin un independentismo articulado: Alemania (a pesar de la minoría danesa, Silesia, Suavia y Frisia), Polonia (Silesia, Rutenia), República Chequia (Moravia y Silesia), Suecia (Laponia), Finlandia (Suecia, Laponia, Carelia y archipiélago de Aland), Países Bajos (Frisia), y Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), con importantes minorías rusas.
En principio, todos ellos podrían poner más de un «pero» en el caso de que se produjese la secesión de Cataluña y ésta, como dictan los tratados comunitarios, tuviera que iniciar las negociaciones para conseguir el acuerdo unánime necesario para ingresar en el club europeo como nuevo Estado miembro.

Los únicos estados de la UE sin minorías, o en los que éstas son insignificantes, son: Portugal, Austria, Malta, Luxemburgo, Grecia (aunque Atenas se solidarizaría con Chipre), y Croacia (a pesar de que no entrará en la UE hasta el próximo 1 de enero), Eslovenia e Irlanda (que, aunque no tiene minorías, reivindica el Ulster, es decir, los seis condados que forman Irlanda del Norte). Hungría tampoco tiene minorías dentro del país, pero sí hay muchas minorías húngaras en países vecinos.

Dentro de este conglomerado, en el ámbito diplomático se da por hecho que, en el caso de que Cataluña llegase realmente a llamar a la puerta de la Unión Europea para pedir su adhesión, sus problemas principales no vendrían sólo de España, sino de otros estados contrarios a que se sienten precedentes incómodos para su situación interna. El Gobierno está evitando anticipar que vetaría en el Consejo Europeo la adhesión de Cataluña a la UE con el argumento de que las capitales europeas no se pronuncian sobre hipótesis, sino sobre circunstancias. «Pero es bastante evidente que en esas circunstancias, España no estaría sola a la hora de posicionarse en contra del cambio de estatus de Cataluña», precisan en el servicio exterior.

La pregunta que no quieren hacerse en medios nacionalistas es qué pasaría si no fuera España sino otros estados europeos, los que plantasen cara a su acceso a la Unión. El ejemplo más parecido al catalán es el de Macedonia, la antigua república yugoeslava que en diciembre de 2005 obtuvo su condición de candidato oficial a la adhesión y que todavía sigue en la lista de espera en medio de sus disputas con Grecia, que no quiere ningún posible paralelismo con la región griega de Macedonia. Y si España veta, evidentemente la independencia sería imposible en el corto plazo. Con el tiempo se abrirían negociaciones para intentar normalizar la situación, pero pasarían muchos años y bajo un futuro incierto.