Estados Unidos
Primera reducción de estómago con éxito a una menor
Las cifras sobre obesidad infantil en España son cada vez más preocupantes. La mala alimentación, falta de hábitos saludables y la ausencia de ejercicio han contribuido de forma notable a esta realidad. Así, la unidad de Obesidad Infantil del hospital madrileño La Paz recibe cada vez más casos de niños con problemas de sobrepeso.
Esta realidad les ha llevado ha avanzar en las técnicas para intentar solucionar el problema. Así, fruto de este trabajo ha sido la primera intervención de reducción de estómago a un menor en España, realizada el pasado 8 de junio. La paciente, una joven dominicana de 15 años, llegó a la Unidad de Obesidad de La Paz hace año y medio y pesaba 120 kilos, 79 más del peso estimado para su edad y su estatura. En primer lugar se le puso una dieta elaborada por un endocrino y se le dio apoyo psicológico. Como no consiguió reducir peso, se le colocó un balón intragástrico –un globo de silicona lleno de suero fisiológico– que produce un estado de saciedad permanente.
En un primer momento, perdió tres o cuatro kilos que recuperó rápidamente. A los seis meses, tiempo máximo que el balón intragástrico puede estar alojado en el organismo, se le retiró. En ese momento, se inició una terapia psicológica más agresiva y se decidió realizar la reducción de estómago. La gastrectomía en manga, nombre técnico de la intervención realizada, es una cirugía laparoscópica que no lleva aparejadas grandes incisiones y que consiste en la extirpación de las tres cuartas partes del estómago, que queda convertido en un tubo. El nuevo estómago supone una reducción en la cantidad de ingesta y con la operación, además, se elimina una gran cantidad de células productoras de grelina, la hormona que causa la sensación de hambre.
Recuperación rápida
Cuando el equipo psicológico dio su visto bueno a la intervención, con el beneplácito de los padres y la paciente, se realizó la intervención quirúrgica. Según explicó el cirujano pediátrico Pedro Olivares, coordinador de la Unidad de Obesidad junto a la jefa de Nutrición Infantil Rosa Lama, esta técnica es muy segura y permite una recuperación muy rápida. «Al día siguiente, sentía las molestias propias de la intervención. A las 48 horas inició la ingesta de líquidos y a los tres días comenzó a tomar los primeros lácteos y nutrientes. Esperamos al quinto día para darle el alta porque era la primera paciente que se sometía a esta operación», indicó.
Según Olivares, «lo fundamental en estos primeros días es no perder demasiado peso de golpe para que no reduzca masa de los músculos y de los órganos vitales. El pasado miércoles vino a la primera revisión y estaba muy contenta. Había perdido diez kilos en dos semanas y hemos conseguido quitarle la diabetes tipo 2, la más peligrosa, sin necesidad de utilizar la insulina». El proceso de adaptación a esta nueva realidad será largo. «Debe
rá seguir una dieta ligera durante un tiempo para que la reducción de peso sea gradual.
Lo ideal es que no pierda más de 25 kilos el primer año y 15 el segundo, para lograr establecerse poco a poco en su peso normal. El estómago es elástico y puede crecer un poco, pero a los seis años ya estará cerrado y le permitirá comer de una manera más normal, aunque en cantidades menores. Si todo va bien, en diez años todo se habrá normalizado».
De todas formas, el apoyo psicológico seguirá siendo importante a lo largo de la vida del paciente: «En la Unidad intentamos mejorar su autoestima, que no recurran a la comida cada vez que tengan un problema, que dediquen más tiempo a sus amigos y a su familia, pilares fundamentales para su recuperación.
La mayoría de ellos tienen problemas psicológicos graves. El objetivo que nos marcamos es que no lleguen a la edad adulta con obesidad porque provoca consecuencias sociales y laborales. Son niños que ya se han perdido la infancia o la adolescencia y pueden tener graves secuelas en el futuro». Cada caso es único y la intervención quirúrgica depende de las características de cada paciente. «El factor psicológico es clave en esta realidad. De nada sirve colocar un balón intragástrico si el paciente sigue consumiendo bebidas hipercalóricas, natas o kilos de chucherías», aclaró el cirujano.
Olivares explicó también que la obesidad está cada vez más presente entre los niños españoles , lo que ha obligado a importar estas técnicas de países con más tradición en esta patología como son Estados Unidos, Holanda o Bélgica. «Los jóvenes se alimentan cada vez peor y hay muchos inmigrantes, con muchos problemas asociados al proceso migratorio, que recurren a la comida para intentar superar la situación», afirma. De hecho, la Unidad de Obesidad Infantil cuenta con 40 menores que están en tratamiento, de los que ocho o diez serán operados antes de final de año. Hasta ahora, La Paz ha hecho 14 intervenciones, siete de ellas con balón intragástrico, seis con bandas gástricas y esta última de reducción de estómago, que se realiza sólo en los casos en los que las demás opciones no han dado los resultados esperados.
¿Cuándo es obeso un niño?
Se considera que un niño es obeso cuando el índice de masa corporal (IMC) está por encima del Percentil 97 para su edad y sexo, es decir, por encima de +1,8 desviaciones estándar. Cuando el niño tiene un Índice de Masa Corporal de +3 debe ser valorado en la Unidad de Obesidad multidisciplinar. En el caso de los menores, el abordaje quirúrgico es más conservador que en los adultos y se intentan tomar medidas reversibles.
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