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OPINIÓN: Arte o cosa

La Razón
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La semana pasada escribía aquí que para ver el arte contemporáneo es necesario aprender los códigos con los que está realizado y conocer el mundo que rodea a las obras, que ya no nos vale con la mirada, y que a una obra de arte hay que hacerle una serie de preguntas que nos dan la clave de su significado: por qué, cómo, de dónde, con qué intención… Si no hacemos eso, corremos el riesgo de que confundir las cosas. Y escribo esto porque esta semana alguien ha colado una obra de arte «falsa» en Manifesta. Me he podido enterar gracias a la foto de un amigo en Facebook. Pero lo que me ha sorprendido no es que la artista, Flora Debord (nótese la alusión situacionista), colase la obra, sino que alguien se percatase de ello. Según me cuentan, fue uno de los guardias de seguridad quien lo advirtió: aquello no le sonaba demasiado. Un diez para él. Yo no me habría dado cuenta. Y es que en el mundo del arte contemporáneo cualquier cosa puede llegar funcionar como obra de arte. Pero que algo pueda funcionar como arte en un contexto y una situación determinada no tiene nada que ver con que sea mejor o peor. Y esto es fundamental: debemos comenzar a manejar una definición neutra del término arte y a quitaros de la cabeza esa idea según la cual al nombrar a una cosa como arte le damos una serie de valores y cualidades superiores al resto de las cosas. Estamos aquí ante dos sentidos que a veces se confunden: uno clasificatorio y otro evaluativo. Decir de algo que es arte es clasificarlo dentro de una categoría de cosas. Decir que es mejor o peor es entrar en el ámbito del juicio crítico. Y para eso hay que pedirle a la obra los papeles.