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Cursos de seguridad vial: vivir sobre las dos ruedas
Los organizados por Mutua Motera se consolidan como una alternativa a los tradicionales de velocidad en circuito
Madrid- Moverse en motocicleta con seguridad es cuestión de cursos. De ello son conscientes clubes y asociaciones de motoristas, que consideran que las carencias formativas del sistema actual que se imparte en las autoescuelas y los «vicios» que se adquieren con los años de conducción hacen necesario más que nunca un reciclaje de los usuarios de las dos ruedas que conviven con un creciente parque automovilístico. Y más teniendo en cuenta otro factor que juega en su contra: que las carreteras no están pensadas para los conductores de motos.
La Asociación Mutua Motera, que cuenta con más de 22.000 socios, ha celebrado en Madrid entre los días 1 y 3 de junio los cursos de conducción segura en circuito y en carretera abierta y cerrada al tráfico, una opción alternativa a los clásicos de velocidad en circuito.
«La gente no está cualificada para conducir de forma segura porque nos enseñan simplemente a superar un examen, por eso nuestro objetivo es suplir la deficiente formación que recibimos por un sistema que pone en la calle a conductores que no saben cómo reaccionar ante una incidencia, cómo rectificar e incluso, aunque parece asombroso, desconocen cómo funciona físicamente una moto. Vamos a un sistema de mínimos que autoriza a conducir en la vía», explica Juan Manuel Reyes, presidente de Mutua Motera.
Pero ¿qué falta por aprender a aquellos que ya cuentan con años de experiencia en la moto y cientos de kilómetros recorridos? «Hemos comprobado que uno de los grandes problemas con los que cuenta el conductor que lleva más de 200.000 kilómetros recorridos es que tiene unos vicios que cuesta corregir y al final estos cursos acaban siendo una cura de humildad», explica Juan Carlos Toribio, director de los cursos.
Para empezar, «no comprobamos el estado de las ruedas de la moto, una labor que hay que hacer por los menos una vez a la semana. También desconocemos la física de la moto o el movimiento giroscópico del manillar. Por regla general, tampoco sabemos frenar.
Otra cuestión es el lanzamiento de la mirada. Solemos mirar muy cerca de la motocicleta, pero hay que hacerlo de forma panorámica para reconocer el riesgo. Hay que tener en cuenta el posicionamiento estratégico. No hay que pararse en el centro de la calzada, sino situarse a la derecha. Y no hay que olvidar que entrar muy cerrado en una curva hace que invadamos el carril contrario».
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