Sevilla
No quita lo incompetente
La simple enumeración de las hazañas de Elena Cortés, la consejera sedicente antisistema pero que hasta a la peluquería va en coche oficial, bastarían para rellenar este espacio. Sin florilegio lingüístico alguno ni construcción de ingeniosas metáforas. Comunista del sector faltón hasta el punto de atronar la calle con rock&roll al paso de una cofradía, la concentración de consejerías del último Gobierno de Griñán la hizo sucesora de su paisana Rosa Aguilar en Fomento y del portavoz socialista en el Ayuntamiento Juan Espadas en Vivienda. Ni en un negociado ni en el otro descuella como gobernante luminosa, y mucho menos brillante resulta cuando abre la boca: «Llevarse 200 euros en comida no es robar», dijo en relación a las hazañas astigitanas de Sánchez Eltempranillo. A Sevilla la castiga porque al enemigo, ni agua, y no hay mayor enemigo del bipartito andaluz que Juan Ignacio Zoido, alcalde que verá licitadas nuevas obras para el metro cuando las ranas críen pelo… o cuando la izquierda abandone el sectarismo, que será más o menos por las mismas fechas. Cortés apoya, militancia obliga, a los okupas de la denominada «Corrala Utopía» en una clara muestra de por dónde se pasa su promesa hecha al prometer el cargo de «guardar y hacer guardar las leyes». El problema de la vivienda se agrava cuando se intentar ideologizar, puesto que el mercado regula el precio de los bienes y esto vale tanto para las casas como para los jamones. ¿Por qué no repartir al menos un pernil de cerdo gratis por familia y mes?
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