Lujos laborales

No nos podemos permitir el lujo de que los sindicatos no funcionen y no respondan a las demandas y necesidades de su clientela natural que son los trabajadores. La huelga general ha puesto de manifiesto su fracaso, no en lo de la huelga, sino en cumplir con la misión que tienen en una sociedad moderna, que, además, vive un momento de crisis económica.
Tampoco nos podemos permitir el lujo de que la CEOE esté en entredicho por culpa de su presidente. Independientemente de las causas que hayan provocado el derrumbe de su imperio empresarial, no es de recibo que continúe al frente de la patronal.
Tampoco nos podemos permitir el lujo de un Gobierno que anda a trancas y barrancas en medio de esta situación crítica, con un jefe en la picota y el resto de los miembros del Ejecutivo divididos y desorientados. Suma y sigue. Tampoco nos podemos permitir el lujo del gasto desbocado de las Comunidades Autónomas y de que estén inundando los mercados de deuda para hacer frente a sus dispendios. Otro tanto se puede decir de algunos Ayuntamientos.
Tampoco nos podemos permitir el lujo de que estos últimos no paguen sus facturas a los autónomos y a los pequeños y medianos empresarios, lo que ha obligado a echar el cierre a muchos. Tampoco nos podemos permitir el lujo de los cerca de cinco millones de parados y de que no se pongan en marcha medidas para crear puestos de trabajo. Son muchos lujos que ahora no nos podemos permitir.