Piquete 15-M

Si alguien quiere evitar la ejecución de desahucio de una vivienda por impago, siempre hay un piquete de guardia del 15-M para evitarlo. Si alguien se salta a la torera la barrera del Metro y los agentes de seguridad intentan detenerle, ahí está el piquete de guardia de los «indignados» para impedir tamaño atropello a los derechos humanos de saltarse barreras sin pagar. Si alguien se niega ser identificado por la Policía, y no es ciudadano español, ahí está el piquete de guardia de los acampados sin fronteras, para impedir que las fuerzas del orden público se quieran meter en la identidad de una persona extranjera. Así están las cosas. Ahí está la pasividad de los jueces para no intervenir acerca de los que impiden que se cumplan sus resoluciones; la pasividad de la Policía, o de quienes la mandan, para no hacer cumplir la Ley; la comprensión de quienes se la ofrecen a los que no comprenden lo que es un Estado de Derecho, en el que las leyes están por encima de las cruzadas partidistas e interesadas.
La situación es peligrosa, porque se está implantando la cultura del «protesta sin tasa, que algo sacas», del «hazte fuerte que algo consigues», del «si te aprietan, llámame y acudiré a salvarte: soy el piquete de guardia del 15-M». Al tendero de tu barrio, al que tu crisis personal le ha metido en otra crisis, ya que le debes la compra de muchos días, que no se le ocurra negarse a despacharte hasta que pagues lo que le debes, porque el piquete 15-M del barrio está presto a actuar y conseguir que el tendero te dé todo lo que necesites a cambio de prometerle que le pagarás un año de éstos. Escápate del restaurante sin pagar, porque el dinero que llevas encima no alcanza el precio de la factura, y si el camarero te persigue o llama a la Policía, haz una llamada al servicio permanente del 15-M de atención al ciudadano indignado por los precios de la carta, y enseguida tendrás un piquete que te pondrá puente de plata en la huida. Así está un país sin Gobierno llamado España.