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Los Ángeles

El lado más oscuro de Liz

A Elizabeth Taylor, nunca le importó demasiado que la criticasen, pero jamás permitió que se le faltase el respeto al que fue su gran amor: Richard Burton. De hecho, se querelló por difamación en 1990 con «The National Enquirer» cuando esta publicación, que se vende en los supermercados, aseguró que había introducido alcohol en un hospital

Elisabeth Taylor y Jeams Dean en una escena de «Gigante» (1956)
Elisabeth Taylor y Jeams Dean en una escena de «Gigante» (1956)larazon

Ahora con la actriz fallecida, las editoriales han empezado a echar cuentas y preparan varios libros inéditos y reediciones de bolsillo con las que esperan sacar el máximo partido a su muerte.

 Una de las más esperadas es la de la casa de libros británica Mainstream, «Elizabeth Taylor: The Lady, The Lover, The Legend: 1932-2011», del biógrafo David Bret, la cual estaba en un cajón de la editorial por su polémico contenido. En sus páginas se asegura que la madre de la diva tuvo relaciones con mujeres y romances con varios directores de cine para que le dieran los papeles deseados a su hija. Incluye el relato de los constantes derroches de la actriz en casas, diamantes y yates. Y también rumores acerca de la posible bisexualidad de Richard Burton, el gran amor de su vida. Ahora con la diva reposando en el Forest Lawn de Glendale (Los Ángeles) parece que Bret tiene vía libre para hacer todas las promociones que quiera y convertir en «best-seller» el libro sin miedo a que Elizabeth Taylor le ponga una querella.

Un matrimonio de cine
La diva y el galán fueron los que inventaron el concepto de la pareja de Hollywood. Su romance superó todos los dramas de cualquier historia de amor que se pueda representar en el cine. Después de enamorarse durante el rodaje de la película «Cleopatra» (1962), se embarcaron en una relación que duraría hasta la muerte del actor, la cual incluyó varias separaciones, reconciliaciones, matrimonios y divorcios entre ellos y con otras personas.

Empezaron su relación con un «affair» en 1961 cuando ambos estaban casados. Taylor tenía entonces 29 años, pero ya iba por su marido número 4: el cantante Eddie Fisher. Burton estaba casado con Sybill Burton. Ambos dejaron a sus respectivas parejas y contrajeron matrimonio el 15 de marzo de 1961 justo nueve días después de que la actriz obtuviese los papeles del divorcio de Fisher. Pero, ya hacía mucho tiempo que su corazón pertenecía a Burton.

Con su tormentosa relación dieron trabajo a un ejército de periodistas, fotógrafos y comentaristas. Y ahora parece que van a proporcionar más negocio a las editoriales, a pesar de estar muertos: Pan MacMillan prepara una edición de 25.000 ejemplares con la biografía «Elizabeth», que llegó a las librerías en 2007. Y Faber ha adelantado un año «How to be a Movie Star: Elizabeth Taylor in Hollywood».

Otro sello, JR Books, ha decidido acelerar la salida en edición de bolsillo de la correspondencia de amor entre Richard Burton y Elizabeth Taylor, «Furious Love», publicado en tapa dura el año pasado. Este proyecto es el fruto del trabajo entre el colaborador de la revista «Vanity Fair» Sam Kashner y la biógrafa Nancy Schoenberger, editado en Estados Unidos en la división de HarperCollins, Harper. A pesar de su turbulenta relación y haberse casado varias veces, siempre se refirieron el uno al otro como el gran amor de su vida. Ahora con la reciente desaparición de la actriz, en la editorial se ha pensado que es un buen momento para recordar el gran testimonio escrito del puño y letra de los protagonistas que queda de su pasión.

 Declaraciones de amor. «Te adoro. No hay vida sin ti. Mis ojos ciegos esperan desesperadamente verte. No te das cuenta, por supuesto, la fantástica belleza que siempre has tenido», indicó Burton. También hubo palabras sobre sus desencuentros. De hecho, en otra misiva escrita después de una de sus disputas, Burton admite que no ha sido el perfecto marido, pero espera que el amor siempre triunfe sobre sus diferencias: «Debes saber, por su puesto, cuánto te quiero. Debes saber, por supuesto, qué mal te trato».

El galán también tuvo palabras en sus misivas para alabar los proyectos cinematográficos de Taylor: «Eres probablemente la mejor actriz del mundo, lo cual combinado con tu extraordinaria belleza te hace única», confesó Burton. El actor también escribió sobre su concepto del amor.

«Encuentro muy difícil permitir que mi vida dependa de la existencia de otra criatura. Encuentro de la misma manera difícil, por mi arrogancia innata, creer en la idea de amor. No hay nada así, me digo a mí mismo. Hay lascivia, por su puesto, y costumbre, y celos, y deseo y poder, pero no hay nada como la estupidez del amor». El actor se interroga: "¿Quién ha inventado ese concepto?".

Una traición desde la tumba
Una vez que la diva ha desaparecido, no han hecho falta más de dos días para abrir la caja de los truenos. Hace 14 años, un periodista, Kevin Sessums, acudió a una entrevista para la revista «Point of wiew» con la actriz y se llevó un secreto que tuvo que conservar hasta su tumba, la de ella. Ahora «The Daily Beast» publica detalles de aquella tarde en su residencia de Bel Air (California) en la que la actriz, cuando le preguntaron por su trabajo junto al jóven James Dean declaró: «Amaba a Jimmy. Te voy a contar algo, pero es "off the record"hasta que me muera ¿vale?». Entonces Elisabeth relató como «cuando James tenía 11 años y su madre murió, empezó a sufrir abusos de un hombre adulto», confesó Taylor.

Reveló que durante el rodaje de la famosa «Gigante» «pasábamos muchas noches en vela hablando y hablando, y esa fue una de las cosas que me confesó». Según la actriz sería una experiencia para Dean «que le persiguió durante el resto de su vida. De hecho, sé que fue así. Hablamos mucho sobre ello». El actor moriría antes de que se estrenara la película con 24 años. Dean se compró un Porsche Spyder 550, al que bautizó The little bastard (El pequeño bastardo). Incluso días antes de su muerte hizo un anuncio publicitario en la que advertía a los jóvenes de conducir con prudencia.

Despúes de terminar el rodaje se fue a competir en una carrera cerca de Salinas (San Francisco). Pero nunca llegó, un estudiante en un Ford le rompió el cuello en un accidente de tráfico. Curiosamente, la noche anterior Dean dejó su gato a Elizabeth Taylor para que se lo cuidase, ya que temía que algo le sucediese. Ahora sabemos que le guardó algo más que una mascota.