Damasco
«No luchan por religión sino contra el régimen»
En Damasco muchos rechazan hablar de guerra civil y tratan de alejar el fantasma de la guerra de Irak, despertado por el empleo de coches bomba como los de ayer. La existencia de diferentes grupos religiosos dentro del país hace temer por un conflicto de naturaleza sectaria, entre suníes (mayoría en Siria) y chiíes (minoría en el poder), como en el país vecino. «Ésta es una guerra civil porque se trata de cambiar un régimen alauí (rama chií) por uno suní», dice un destacado periodista local que prefiere permanecer anónimo. El creciente uso de la violencia por parte de la oposición hace que algunos ciudadanos estén retirando su apoyo a los manifestantes, antes pacíficos, así como la aparición en sus filas de los islamistas, que asustan a las minorías y a esa clase alta liberal urbana. En Damasco, incluso aquellos críticos con el régimen, miran con recelo a las revoluciones de los vecinos Egipto, Libia y Túnez, con los islamistas en el poder tras la caída de los regímenes dictatoriales de Mubarak, Gadafi y Ben Ali. Un activista en contacto con los rebeldes armados asegura a LA RAZÓN que los islamistas están presentes, pero «no hay que temerlos». «No luchan por motivos religiosos, sino contra el régimen», dice, «y por el momento están bajo control». En Homs, asediada por las tropas gubernamentales desde hace una semana y donde ayer murieron otras 15 personas, es destacada la presencia de «barbudos» así como de consignas religiosas en las imágenes que llegan desde la ciudad, pero el activista consultado por este diario asegura que los combatientes «no tienen tiempo de afeitarse».
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