Estados Unidos
Los informes filtrados confirman que Pakistán es cómplice de los talibán
La filtración de 90.000 informes del Pentágono, un «acto de guerra» para EE UU, prueba los lazos entre los talibán y Pakistán.
Si bien las relaciones entre Washington e Islamabad parecían estar ahora en buena sintonía, tras el anuncio de Hillary Clinton de ayudas valoradas por más de 500 millones de dólares, unos incómodos documentos secretos sobre las acciones del Ejército estadounidense en Afganistán ponen de nuevo a Pakistán en el ojo del huracán. Cerca de noventa mil informes militares de los últimos diez años fueron filtrados ayer a la prensa a través del portal de internet «Wikileaks». El material detalla operaciones encubiertas de las tropas de EE UU como la creación de una unidad secreta de fuerzas especiales para matar o capturar a líderes talibán, o cifras de civiles muertos que nunca fueron publicadas. Sin embargo, lo más destacado son las miles de informaciones que apuntan al servicio secreto paquistaní –el temido ISI– como cómplice de los grupos rebeldes que operan en suelo afgano. Reuniones secretasAunque sea un secreto a voces los lazos históricos del ISI con los talibán durante la ocupación soviética de Afganistán, las revelaciones actuales sobre la implicación directa del espionaje paquistaní en ataques contra las tropas de la OTAN y el Ejército afgano ponen a las autoridades paquistaníes en una situación comprometida. Islamabad recibió la noticia como un jarro de agua fría y, desde Washington, el embajador de Pakistán, Husain Haqqani , defendió que los informes distribuidos por «Wikileaks» «no reflejan la realidad actual sobre el terreno».Según los documentos, Pakistán permite a representantes de sus servicios inteligencia reunirse directamente con los talibanes en sesiones secretas para organizar ataques contra las tropas de Estados Unidos e incluso tramar asesinatos de líderes afganos. Por ejemplo, el ISI habría enviado en abril de 2007 un millar de motocicletas a Jalaludin Haqqani, líder de la red Haqqani, vinculada a Al Qaida y que tiene la base de operaciones en Waziristán del Norte, para efectuar atentados suicidas en Afganistán. También, en otros informes filtrados se acusa a la inteligencia paquistaní de haber planeado comprar bebidas alcohólicas, y mezclarlas con veneno para usarlas contra las fuerzas de seguridad afganas y de la OTAN. Nombres de destacados oficiales de los servicios secretos aparecen repetidos en los informes. El general retirado Hamid Gul, ex jefe del ISI entre 1996 y 1997, se menciona tantas veces en los papeles revelados que es difícil creer que Islamabad no esté al tanto de sus «sospechosas» actividades. Las investigaciones revelan que dos décadas después de dejar el cargo, el ex director de la Inteligencia paquistaní sigue manteniendo relación con las facciones afgana Hizb-i-Islami y la red Haqqani, responsables de la ola de violencia en Afganistán. Incluso, en los últimos años se le acusa de reclutar a menores en madrasas de Peshawar para cometer atentados suicidas.Amenazas a la CIA En una conversación telefónica con LA RAZÓN, Hamid Gul negó toda implicación con estos grupos terroristas y tildó de «calumnias y mentiras» las acusaciones hacia su persona. Gul, que dice que no tiene nada que ocultar, amenazó con sentar en el banquillo a «ciertos» elementos de la CIA si la Casa Blanca no le ayuda a limpiar su reputación, ya que desde la era Bush se intentó, en varias ocasiones, que su nombre fuera incluido en la «lista negra» de las Naciones Unidas. «Están buscando un chivo expiatorio, y esto es la señal de su derrota en Afganistán», se defendió el ex jefe del ISI.
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