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Alegres aires caribeños
La chef Valerie Iribarren sirve en La Candelita divertidos bocados venezolanos, peruanos y colombianos con base tradicional a precios asequibles PARA NO PERDERSELa CandelitaDirección: C/ Barquillo, 30.Tel: 91 523 85 53.Precio medio: 35 euros.Plato estrella: cebiche de langostinos.
Al abandonar este local, lo cierto es que te invade una sensación de haber viajado durante un par de horas a Latinoamérica para degustar las recetas caseras de antaño en un espacio en el que el bambú, los ventiladores de hoja de palma, los retratos del santoral indígena, las maderas recicladas y los coloridos almohadones de tejidos naturales recuerdan a las típicas cantinas caribeñas retocadas por Ignacio García de Vinuesa. Las especialidades de la chef venezolana Valerie Iribarren son los bocados de su tierra actualizados, que sirve con una base tradicional, porque, dice, es algo que «no debemos olvidar, por muy de moda que esté la cocina de vanguardia».
El local cuenta con tres espacios diferentes, por eso de que ahora se lleva la oferta «non stop». En La Candelita puedes comer, picotear divertidas raciones, tomar unos buenos cócteles durante el «after work» y dejarte aconsejar por el barman, ya que ofrecen hasta cincuenta rones diferentes. Nosotros nos quedamos con el Old Fashioned, preparado con ron dorado, zumo de naranja, limón, azúcar y angostura. En cuanto a la carta, es breve, pero anuncia platos que merecen una visita. Empezamos por un rico y fresco cebiche de langostinos maridados en zumo de naranja, de mandarina y ají rocoto y seguimos con las arepitas, bocaditos clásicos de Colombia y Venezuela. La rellena de carne mechada voló del plato, aunque tampoco están mal la de frijoles negros y queso blanco, la de pollo con aguacate y mayonesa ni la de jamón ibérico con tomate. Entre los platos fuertes, nos gustaron la polvorosa de pollo, otra receta tradicional que la cocinera pone al día al servir un pastel de masa crocante ligeramente dulce rellena de guiso de pollo, tomate y alcaparras, y el asado negro, hecho con carne de buey dorada con caña de azúcar y estofada en su salsa. Para terminar, el flan de queso. Un detalle: los domingos sirven un brunch original.
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