Francia
Angela baila sola por Javier González Ferrari
Doña Angela se ha quedado sin pareja de baile tras la victoria de Hollande en las presidenciales francesas del domingo. El famoso eje Berlín-París, que ha marcado con mano de hierro los destinos de la Europa del euro en los cuatro años largos de crisis se ha roto, salvo que el nuevo inquilino del Elíseo se olvide de algunas de sus promesas electorales. Los franceses han movido ficha y han dejado claro que no están por la labor de seguir apretándose el cinturón hasta que se les corte la circulación sanguínea. Al líder socialista le han llevado hasta la presidencia los suyos, pero también muchos de los que en la primera vuelta votaron a la ultraderecha de Marine Le Pen, algo que Françoise Hollande tendrá que tener en cuenta si quiere que el giro político en Francia sea total cuando se celebren las elecciones legislativas. Elecciones que dentro de un año tendrá que afrontar la Merkel que acaba de salvar los muebles en uno de los lander donde la CDU, su partido, ha gobernado holgadamente hasta ahora en que ha vuelto a ganar, pero por la mínima. Quizá haya llegado el momento de que la canciller de hierro levante un poquito la bota del cuello de los europeos para que podamos respirar. Claro que esto no significa volver al despilfarro que nos ha llevado a la situación actual. Si yo fuera un socialista español dejaría de sacar pecho y me guardaría de recetas alternativas e insumisiones después de haber dejado las arcas públicas no ya vacías, sino llenas de facturas sin pagar. Aunque sea cierto que sólo con recortes no saldremos de ésta, no lo es menos que para darnos alguna alegría primero habrá que sanear las cuentas. Si la extrema derecha ha empujado a un socialista al palacio del Elíseo, la extrema izquierda va a sostener a Griñán en San Telmo. Porque Valderas y sus mariachis son exactamente eso. Una extrema izquierda rancia y manirrota que sigue pensando que lo suyo es suyo, y lo nuestro de los dos.
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