Estados Unidos
Los Hermanos musulmanes por César VIDAL
Conocidos como Ajuan al-muslimin (Hermandad de los musulmanes), son una de las piezas clave en los actuales desórdenes de Egipto
Corría el año 1928 cuando en un centro juvenil de Egipto, Hassan al-Banna, un maestro de escuela Primaria, creó una organización que sería conocida en Occidente como los Hermanos musulmanes. Para Al-Banna, el islam no podía ser meramente una práctica religiosa sino que, por el contrario, constituía la base sobre la que debía sustentarse el Estado. En ese sentido, el Corán y el yihad, entendido éste como guerra contra los infieles, equivalían a caras de la misma moneda. Al-Banna estaba tan convencido de esta visión que desde los inicios incluyó el entrenamiento militar en los deberes de sus seguidores y ya en 1936 –más de una década antes de la fundación del Estado de Israel– los enviaba a atacar los enclaves judíos en el entonces protectorado británico de Palestina.
Al-Banna concebía el triunfo del islam en una sucesión de cinco estadios, siendo el primero el descubrimiento de que se estaba sometido «a un tirano que no obedece a Allah» y el último, la eliminación de los enemigos. En ese avance hacia el triunfo, la cultura, por ejemplo, debía ser triturada, dado su carácter anárquico. A pesar de la importancia del fundador, el gran ideólogo de los Hermanos musulmanes fue Sayyid Qutb que, durante los años cuarenta del siglo pasado, residió durante una temporada en Colorado, Estados Unidos.
Justicia social en el islam
Qutb concibió una aversión profunda por la forma de vida americana e incluso reprochó a las iglesias de esa nación el haberse convertido en lugares de entretenimiento. Por esa época, los Hermanos musulmanes ya cometían atentados terroristas en Egipto y, en 1948, dieron muerte al primer ministro, Mahmud Fahmi Nokrashi. La respuesta del Gobierno fue matar a Al-Banna en febrero de 1949.
Aquellas convulsiones llevaron a Qutb a redactar su obra «Justicia social en el islam» donde insistía en el uso del yihab para alcanzar la justicia. Su base era la aleya 112 de la sura novena del Corán, donde se afirma: «Allah ha comprado la persona y la riqueza de sus fieles con el Paraíso que les está reservado. Por lo tanto, ellos deben combatir por Allah. Por él matan y mueren». El anuncio del terrorismo islámico cruzó pronto las fronteras egipcias y llegó hasta el sureste asiático, pero los Hermanos musulmanes sobrevaloraron sus fuerzas.
El 26 de octubre de 1954 atentaron contra el presidente Nasser mientras pronunciaba un discurso en Alejandría. La respuesta de Nasser fue enérgica. Seis Hermanos fueron ejecutados y más de un millar encarcelados, entre ellos Qutb. Salió y entró en la cárcel en varias ocasiones hasta que el 29 de agosto de 1966, fue ahorcado. En apariencia, los Hermanos musulmanes habían quedado desarticulados. En apariencia, porque el 6 de octubre de 1981 asesinaron al presidente Anuar as-Sadat. En las décadas siguientes, Hosni Mubarak se esforzó por dar la impresión de que los controlaba.
La realidad, sin embargo, es que había zonas de Egipto bajo su dominio en las que las mismas fuerzas policiales habían renunciado a entrar. Quizá ahora, en medio de las algaradas callejeras, ha llegado su momento de tomar el poder.
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