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El talento
No me dispongo a escribir la crónica de un partido de fútbol. La escribiría mal y para colmo, sería subjetiva. Me interesan más los detalles que establecen la diferencia que existe actualmente entre el mejor equipo del mundo y el que le sigue después, bastante después. Y creo haber encontrado la razón de ella. El talento. El «Barça» es un gran equipo de fútbol rebosado de talento, y el Real Madrid otro gran equipo necesitado de inteligencia. Unos y otros, valorados en conjunto, son formidables. Tienen dos grandes entrenadores, Guardiola y Mourinho, con talentos diferentes, pero probados. Los jugadores de un club y del otro se entrenan con profesionalidad, juegan muy bien, tocan el balón a las mil maravillas y no hay equipo en España ni en Europa que se acerque a sus calidades. Pero a la calidad de uno se aplica permanentemente la inteligencia, y a la calidad del otro, el ímpetu acomplejado que nubla la claridad. Un detalle aislado del partido del último sábado, en el que el «Barça» le dio un repaso absoluto al Real Madrid. Y fue un partido raro, porque principió con un gol a favor del Real Madrid marcado en el primer medio minuto que posteriormente no supo administrar. Vuelvo al detalle. Ganaba todavía el Real Madrid cuando Sergio Ramos, que tiene unas facultades físicas insuperables se hizo con el balón en los predios defensivos del Real Madrid. Y se puso a galopar hacia la portería del «Barça». Un galope vitoreado por el público. Superó a tres jugadores contrarios, mantuvo su galope, y de golpe se apercibió de que todo su esfuerzo no servía para nada. Abrumado por el contrasentido de su coraje, se cayó. El Barcelona tiene en sus filas al mejor futbolista del mundo, sin comparación posible. Y demuestra que lo es porque juega igual de bien ante un equipo menor que frente al Real Madrid. Y el Real Madrid tiene a quien va inmediatamente detrás de Messi en valoración mundial. Cristiano Ronaldo, un portentoso futbolista sostenido por su calidad y su egoísmo, y decididamente entregado a la desaparición cuando se enfrenta al «Barça». ¿Son grandes futbolistas Pepe, Sergio Ramos, Marcelo, Lass y Di María? Lo son. Pero no inteligentes. El «Barça» es un conjunto compacto de calidad y talento. Y en el Real Madrid, el talento falta. Le sobra a Benzemá, a Özil, a Kaká y Xabi Alonso. Un dibujo. La reacción natural al conseguir un gol es felicitarse con un abrazo. En los últimos partidos, cuando marcan Benzemá o Higuain, la naturalidad se impone. Pero si lo hace Cristiano Ronaldo o Marcelo, se monta un número de payasos sin gracia que puede resultar, incluso, irrespetuoso para los adversarios que han recibido el gol. Hacen el tonto. Y se cansan más que los del Barcelona porque no han averiguado todavía que el secreto del fútbol es que el balón corra entre jugador y jugador con precisión. Un futbolista que corre más que el balón, caso de Di María, es digno de admiración por su esfuerzo y trabajo, pero no por su inteligencia. Se haría interminable la relación de maravillosos futbolistas sin talento que se han ganado el mérito del olvido. Y de otros, en cambio, peores futbolistas que se han apoyado en la inteligencia para situarse entre los grandes. Raúl, por ejemplo, es un modelo de talento futbolístico sabedor de sus carencias, y vencedor sobre ellas. El «Barça» es un prodigio de inteligencia y el Real Madrid, un prodigio deportivo falto de ella. A los periodistas deportivos les enamora Casillas. Pero pierde de diez a quince balones por partido. A todos nos gustaría tener un hijo como Casillas. Pero sacando mejor.
Hay que contratar inteligencia.
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