Raúl sigue sumando

Puede ser eso o puede ser que Lucio es un defensa que no sabe defender y en lugar de tapar la entrada de Raúl en el área después de un pase de Jurado se apartó del pasillo que le llevaba hasta el gol por no se sabe qué extraña orden de su cerebro. El resultado es el mismo. Un recorte de Raúl al portero y otro gol con la derecha. Una hazaña más que sumar a la colección.

Él y sus goles han llevado al Schalke hasta su primera semifinal en la Liga de Campeones. Un milagro o la consecuencia lógica de fichar a un ganador que contagia las ansias de ganar. Y acompañarlo de un futbolista como Jurado, que siempre lo encuentra en la mejor disposición para marcar. Suyo, otra vez, fue el pase del gol.

El Schalke no encontró enemigo en el Inter. El nudo de la corbata de Leonardo, su entrenador, es lo único que queda en su sitio en el último campeón de Europa. Dio por imposible desde el comienzo marcar los cuatro goles que necesitaba para alcanzar las semifinales. Perezoso para atacar e incapaz en defensa. Un equipo vulgar devorado por un rival del que nadie esperaba tanto.
Sólo Eto'o parecía mantener la dignidad, buscando la diagonal desde la izquierda para disparar.

Sin éxito. Sólo en un córner, en una casualidad, encontraron los italianos el gol del empate. Thiago Motta resolvió un barullo con un remate tan extraño como el juego del Inter. Era un trámite el partido para el campeón. Y también para el Schalke, que sólo estaba deseando que pasaran los minutos para sentirse uno de los cuatro mejores equipos de Europa. Pero al menos intentó rellenar los minutos de alguna sustancia.

Marcó Howedes a la salida de un córner y se lo anularon por un fuera de juego que no era. Pero Raúl no podía permitir que su compañero se quedara así. Le dio un pase en profundidad y, entonces sí, marcó el 2-1. El de la felicidad completa para el Schalke.