Barcelona
El coleccionista de pins olímpicos
Federico García tiene dos carreras y una colección de 40.000 insignias
Londres- Federico García del Real tiene dos carreras y un MBA. Cuando uno se lo encuentra en la entrada de la Villa Olímpica intercambiado pins, lo primero que se le viene a la cabeza es «otra víctima de la crisis». Pero nada más lejos de la realidad. Lo de este joven de 31 años se llama pasión y visión de negocio. «Empecé a coleccionar pins con las olimpiadas de Barcelona. Cogía todo lo que me regalaban y empecé a engancharme», cuenta. Su colección cuenta ahora con 40.000 piezas y espera renovarla con los 600 pins que ya ha intercambiado con la gente que se acerca por su tenderete.
«La tradición es cambiarlos por otros que te ofrecen. Todos tienen que estar relacionados con los Juegos. Me puedes llamar friki, pero a mi me esto me gusta y me permite vivir bien». Entre los 8.000 pins que ha metido en su maleta, el avión y el alojamiento –se quedará un mes en la capital británica– Federico ha invertido unos 6.000 euros. Y es cierto que durante los próximos días no recuperará ni un céntimo. Las pocas libras que ha conseguido con alguna que otra venta –un policía llegó a comprarle ayer uno por dos libras– no le dan ni siquiera para comprarse una hamburguesa. Pero es a la llegada a casa cuando empieza el negocio.
Algunos los vende en la Puerta del Sol –«te prometo que hay gente a la que le siguen gustando los pins»– y otros por Ebay. Por algunos ha llegado a pagar 150 euros. Por otros ha llegado a llevarse 300 euros. «Toda esta "cultura pin"comenzó con los Juegos de Los Ángeles en el 84. Desde entonces sí que hay bastantes pins olímpicos, pero anteriormente eran poco corrientes», explica. Los de entre 1908 y 1912 se pueden llegar a vender hasta por 15.000 euros, pero no están en su repertorio. «Mi fanatismo no llega a tanto. Si tuviera ese dinero lo invertiría en ampliar mi negocio», dice.
«Cuando comentas que viajas por el mundo de olimpiada en olimpiada intercambiando pins, te consideran un friki, pero luego la cosa cambia». Los primeros sorprendidos son los agentes de aduanas. «Tengo problemas en los aeropuertos, en Vancouver perdí el avión», asegura. La filosofía de Federico es compartida por unos 40 «pins traders» acreditados en Londres. Cuentan con su centro de operaciones en Hyde Park –el primero se puso en Barcelona'92– para poder reunirse y compartir vivencias y sobre todo… pins.
Un negocio rentable
El día que Federico aplicó su master en técnicas de mercado a su pasión nació Produpin, una empresa que ha cerrado su primer año con un beneficio de 120.000 euros y que ha sido la responsable de producir el pin oficial de la candidatura de Madrid 2020 y el pin que se llevaron de recuerdo los invitados de la boda de su hermana. «No me quejo. Además, el próximo año quiero abrir sede en el Reino Unido».
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