Bruselas

Charanga y pandereta

La Razón
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Si Antonio Machado levantara la cabeza dedicaría su poema sobre la España de charanga y pandereta no a la derecha clerical y apolillada del primer tercio del siglo XX, sino a la izquierda frívola y manirrota que lleva gobernándonos desde hace siete años con un resultado infumable. Mientras Zapatero muestra su cara de felicidad porque todo parece indicar que no piensa presentarse a la reelección, y por lo tanto le va a dejar el muerto a Rubalcaba para ver si es capaz de resucitarlo, España languidece con la espada de Damocles de una intervención de Bruselas sobre nuestras cabezas a la vista de la deriva de nuestra economía. El tiempo pasa y la farsa de la negociación con los sindicatos no hace sino retrasar una decisión tomada y esencial para que los mercados recuperen un mínimo de confianza en nuestro país. Si la decisión sobre la reforma de las pensiones esta tomada, y el retraso de la edad de jubilación no tiene vuelta atrás, por qué se sigue perdiendo un tiempo precioso para simular que los llamados sindicatos de clase pintan algo. Sindicatos en los que no cree nadie y que viven de las subvenciones que salen de los bolsillos exhaustos de los contribuyentes, de los que trabajan, mientras en UGT y CC OO sus dirigentes y sus liberados siguen siendo los reyes de la sopa boba. Si este Gobierno estuviera preocupado por la realidad y no por las apariencias, habría aprobado ya la jubilación a los 67 años y otras medidas imprescindibles para salvarnos de una intervención a la griega o a la irlandesa. Pero Zapatero, que juega ahora mismo la prórroga, está más interesado en salvarse él que en salvar a España, y además cuenta con el silencio de un PP que espera la caída de la fruta madura de un árbol que se esta secando sin remisión. Y es que da la impresión de que Rajoy se contenta con la resignación de los electores que, según las encuestas, le van a votar como con un entusiasmo totalmente descriptible. ¡Vaya peligro!, sobre todo si al final el cabeza de cartel de los socialistas es Rubalcaba que posee un talento político por encima de sus adversarios que se limitan a dejar pasar el tiempo que ellos creen que juega en su favor. Así las cosas, no es de extrañar que todas las encuestas pongan de manifiesto el escasísimo aprecio de los españoles por su clase política. Ojo, mucho ojo a este desapego no vaya a resultar que una vez más los micropartidos sean al final quienes decidan las mayorías para gobernar en los ayuntamientos, en las comunidades autónomas y, al final, en España. Y entiendo por aventureros a quienes no tienen mas armas que la demagogia. Tiene mucha gracia que en los últimos sondeos el político más valorado sea el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, seguido de cerca por Rosa Díez. Los dos son encantadores personalmente, pero su calado político no va más allá de la de un estanque de un parque público. Y en los tiempos que corren hace falta peso específico además de imagen mediática.