España
Energía marina: una renovable virgen por conquistar
El mar es un recurso inagotable energéticamente. Sin embargo, la energía marina es la renovable menos aprovechable. Menos incluso que la geotermia. El futuro en España no sólo se escribe verde, sino también azul, tras aparecer por primera vez recogidas en el Plan Nacional de Energías Renovables
El mar es un recurso inagotable por descubrir. Las energías marinas esconden más de 93.000 teravatios hora (TWh) al año de potencial (que no aprovechamiento), según la Agencia Internacional de la Energía (IEA). En Europa, unos 200 (el 10 por ciento del consumo eléctrico de la UE). Sin embargo, es una energía incipiente, demasiado virgen. Y eso que la idea de utilizar la fuerza del mar para producir energía no es precisamente nueva. A pesar de los intentos y de la multitud de tecnologías existentes, la piedra con la que tropiezan es la misma: la dificultad de aprovechar el adverso gran azul.
De hecho, no son pocas las tecnologías desarrolladas para obtener energía de la mareas, de las olas, de las corrientes, del gradiente térmico y del salino. La más conocida es la de las mareas, aquella que aprovecha el ascenso y descenso del mar producido por la acción gravitatoria del Sol y la Luna. Si bien, para que esta renovable sea viable es crucial un salto de marea superior a cinco metros, algo que no se da en todo el mundo. Aunque proyectos hay. También en fase comercial, como la central de La Rance, en Francia, que, con 240 megavatios de potencia, produce unos 4.400 gigavatios hora (GWh) al año desde su puesta en marcha en 1967.
Pero es la de las olas la fuente marina con mayor potencial: 45.000 TWh al año, frente a los 33.000 de la maremotérmica, 20.000 del gradiente salino y 2.200 de las mareas.
Sin embargo, «ése es sólo el potencial teórico; el comercial sólo es un 10 por ciento», precisa Roberto Veguillas, responsable de Innovación Tecnológica de Iberdrola. «El coste –prosigue– es uno de los motivos, porque ese potencial puede estar en medio del océano, por lo que sería inviable económicamente. Aunque el mayor reto tecnológico son los sistemas de captura de energía y su transformación en electricidad, aún en fase incipiente. De ahí que el potencial de las energías marinas en España sea teóricamente 40 GWh. Sin embargo, explotables, sólo 10 GWh».
Hitos de este año
Con el objetivo de algún día llegar a esta meta, «por primera vez una de las energías marinas, la de las olas, y opcionalmente la de las corrientes, aparece recogida en el Plan Nacional de Energías Renovables (PER). Todo un hito», recuerda José Luis Villate, responsable de Energías Marinas de Tecnalia y responsable de la IEA en España de este mismo sector.
«En concreto –continúa–, la producción estimada de energías marinas en España para 2020, según el PER, es de 220 GWh». Todo un logro, aunque pudiera parecer poco en comparación con otras renovables. «Esta producción no llega al 2 por ciento de lo que se espera que se obtenga de la fotovoltaica en 2020. Además, es algo inferior a lo que se estima que venga de la geotermia (300GWh) y supone sólo el 0,5 por ciento de la producción de energía eólica en 2010», añade el experto de Tecnalia.
Pero no es el único logro de este año. Villate recuerda que «a mediados del pasado mes de noviembre se han entregado ‘‘las llaves'' de la planta de olas Mutriku (Guipúzcoa), inaugurada en julio, al Ente Vasco de la Energía. Esta planta supone el 0,3 por ciento de lo que se espera producir por energías de las olas en España en 2020».
A nivel internacional, aunque la producción de energía por marinas sea reducida, como sucede en España, este año se ha inaugurado una planta que ya opera a nivel comercial. «En Corea –continúa Villate– han inaugurado una planta de mareas, similar a la de Francia, que produce energía desde la década de los 60, aunque es un poco mayor». «Son básicamente las dos plantas que operan en el mundo a nivel internacional», añade.
Prototipos
Y es que todavía es una fuente en fase experimental. De hecho, existe un amplio abanico de prototipos diferentes con el fin de lograr que «en 2020, aunque no sea tan competitiva como la ‘‘offshore'', no sea un 20 por ciento más cara que la eólica marina», explica Veguillas.
Y en eso están. Uno de ellos es Hammerfest Strom HS1000, un prototipo submarino de energía de las corrientes que Iberdrola, a través de su filial ScottishPower Renewables, acaba de comenzar a instalar en el Centro Europeo de Energía Marina (EMEC), en las Islas Orcadas, en Escocia. El equipo, cuya turbina ha sido desarrollada por la empresa danesa del que toma nombre el proyecto, consta de 1 megavatio (MW) de potencia con el que pretenden conseguir «un factor 30-35 por ciento de capacidad; es decir, producir electricidad para unas 30.000 personas», estima Veguillas.
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El Hammerfest Strom HS1000, considerado el modelo más avanzado del mundo en turbinas para energía de las corrientes, opera a entre 60 y 200 metros de profundidad. Su funcionamiento, al igual que su aspecto, es similar al de un aerogenerador, si bien con pequeñas grandes diferencias por aquello de que en vez de producir energía del viento la genera de las corrientes marinas, y por tanto es submarino. «Difiere el fluido, agua que tiene una densidad uno, en vez de viento, que es variable», precisa Veguillas. «Además –continúa–, las tres palas que tiene son más pequeñas al tener que mover el agua y se mueven con un ángulo de palas que va cambiando. El diámetro de rotor también varía. Es de 21 metros frente a los 90-100 de la eólica terrestre». Y si todo va bien, Iberdrola instalará una planta de este tipo, pero de 10 MW, en Islay (Escocia), que entrará en funcionamiento entre 2013 y 2015.
Reducir el impacto ambiental
Una tecnología que llama la atención pero que plantea un interrogante: su impacto sobre los recursos pesqueros y la biodiversidad. Para el experto de Iberdrola, «al estar al menos a 50 metros por debajo del nivel del mar no afecta a los pescadores. En cuanto a los recursos marinos, la velocidad de las palas no es alta, no son cuchillas», afirma Veguillas. De hecho, según la compañía, «la velocidad a la que gira el Hammerfest es menos de la mitad que en un rotor de un aerogenerador terrestre. El riesgo por tanto para la fauna es casi nulo, aunque al no haber experiencia previa, deberemos observarlo».
Villate reconoce que «todas las renovables tienen algún impacto ambiental. En el caso de las marinas preocupa cómo pueden afectar a los mamíferos. Pero, ¿qué hacemos?, ¿quemamos carbón? Esto también tendría un impacto. ¿Cuántos animales mueren en las carreteras? Miles y millones, entonces, ¿prohibimos los coches? No, lo que se hace es construir pasos de nivel para reducir las muertes por atropellos».
«Lo importante –continúa– es minimizar su impacto. En este sentido, diversas organizaciones conservacionistas están trabajando con empresas para ver cómo reducirlo». Quién sabe... quizá se pueda cubrir el «aerogenerador» submarino con una red por ejemplo. Además, «por este motivo –prosigue–, se habla de la necesidad de hacer una planificación espacial marina a nivel internacional para ver dónde se puede o no instalar una determinada renovable».
A por la fase comercial
Otra de las tecnologías con las que trabajan ya la empresa alemana E.On e Iberdrola es con el Pelamis P2, una especie de serpiente gigante que capta la energía de las olas del mar y la convierte en electricidad a través de unos cilindros hidráulicos.
«La ‘‘serpiente'' tiene cinco tramos y es en sus cuatro rótulas donde está la clave para producir energía, ya que en ellos hay unos cilindros con un fluido hidráulico (no agua) para producirla. El Pelamis P2 se puede mover hacia arriba, abajo, a la izquierda y a la derecha. Estos movimientos hacen que el pistón se comprima y que genere energía que se mueve en los depósitos a alta presión. Después se turbinará y la energía generada se llevará a tierra a través de unos cables submarinos. Esta infraestructura se ha instalado en el EMEC, junto a otra similar de la empresa E.On, donde se realizarán las últimas pruebas previas a su definitiva instalación comercial. De hecho, la empresa ya ha iniciado la fase final del desarrollo de esta planta. Pero no será hasta 2016 cuando Iberdrola dé el paso previo a la comercialización. Algo que hará gracias a haber conseguido la concesión del proyecto de 50 MW de olas de Marwick Head y uno de corrientes de 95 MW de Ness of Duncansby. Construiremos los primeros equipos en 2013 y en 2016 estaremos en una fase casi comercial», avanza Veguillas.
Será entonces, o cuatro años después, en 2020, cuando las energías marinas dejen de ser ya una renovable virgen por descubrir.
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