Automóvil
Fiat Freemont un todoterreno de siete plazas
MADRID- De la colaboración entre Fiat y Chrysler, concretamente de la adaptación del conocido Dodge Journe, surge el nuevo Fiat Freemont, un todoterreno monovolumen con capacidad para siete plazas, disponible en dos o cuatro ruedas motrices. La propuesta de Fiat se ha mejorado para conseguir una mayor presencia en el mercado de los grandes monovolúmenes.
El Freemont mantiene, menos en sus logos y en sus motores diésel, que ahora son Fiat, diseño exterior y espaciosa estructura de habitáculo iguales que los del Dodge, pero puede añadir la novedad de una tracción integral a las cuatro ruedas, lo que le abre un mercado a mayor número de clientes. Para adaptarse mejor a las exigencias europeas, el Freemont cuenta con importantes ajustes en su sistema de suspensión y en la caja de dirección, dos características que se notan de inmediato. Además, el montaje del robusto motor Fiat diésel 2.0 Multijet II de 170 caballos, unido a una caja de cambios automática, le aporta prestaciones suficientes para afrontar las más altas exigencias de uso. Para completar la oferta, también hay una versión equipada con el mismo motor 2.0 diésel, pero rebajado a 140 cv con tracción sólo delantera y caja manual. No llegará a España, sin embargo, la versión de seis cilindros gasolina y 3,6 litros, que llega a 276 cv.
Las dimensiones del Freemont acogen perfectamente a siete personas, aunque el maletero queda mermado en su capacidad. Pero si prescindimos de las dos plazas traseras, el Freemont se convierte en un amplio, cómodo y agradable monovolumen de cinco holgadas plazas. Los siete asientos están dispuestos en tres filas, y cada fila está un poco más alta que la anterior, con lo que se mejora la visibilidad de los ocupantes. Los dos asientos de la última fila se pliegan bajo el piso del maletero.
Una puerta de grandes dimensiones facilita el acceso a las plazas traseras y da mucha amplitud al habitáculo. El interior se ha modificado tanto en detalles estéticos como en materiales. El Freemont presenta rasgos típicos de diseño italiano y, a pesar de la proliferación de plásticos, al menos presentan un alto nivel de calidad, comparable al de sus más directos rivales.
A pesar de su envergadura, la conducción es fácil y cómoda. En carretera se muestra sólido, suave y silencioso, ideal para abordar largos viajes. En recorridos urbanos se complica, pues le penalizan sus casi cinco metros de longitud. En cambio, fuera del asfalto, su tracción integral se comporta a la perfección. No se trata de un vehículo 4x4 para una utilización extrema, pero permite abordar con éxito barrizales o zonas deslizantes. No tiene una gran altura al suelo, pero es suficiente para afrontar con éxito caminos difíciles y vadeo de regatos. Tendremos en este caso, como aliados, el conjunto de motor y caja de cambios que, pese a ser automática, responde a la perfección en situaciones de extrema dificultad. Por todo ello, el Fiat Freemont resulta una opción interesante entre los monovolúmenes por prestaciones dinámicas, bajo consumo y versatilidad.
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