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Meningitis: llegan las nuevas vacunas

La inflamación del tejido que recubre el cerebro por una infección bacteriana causa la muerte de uno de cada diez afectados y graves secuelas en el 20 por ciento. Una nueva vacuna contra el serogrupo B del meningococo abre una puerta a la esperanza

Meningitis: llegan las nuevas vacunas
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Poco hace presagiar que detrás de dos síntomas que, a priori, no tienen por qué tener mayor importancia como la fiebre y los vómitos, se esconda una enfermedad arrebatadora y cruel con el ser humano, pero especialmente con los niños: la meningitis. En diciembre de 2005, Irene Megías, una jóven de 17 años, falleció por una sepsis meningocócica, la forma más fulminante y letal de la meningitis. En menos de 24 horas, Irene pasó de presentar los primeros síntomas de la enfermedad, parecidos a los de la gripe (fiebre, dolor de cabeza, malestar, debilidad) a morir por fallo multiorgánico generalizado. Ahora, da nombre a una asociación que intenta ser la voz de la lucha contra esta infección.
La meningitis es una inflamación de las capas del tejido que recubren el cerebro y la médula espinal y que, generalmente, se produce por una infección vírica o bacteriana. Pero corresponde a dos especies de bacterias, la Neisseria meningitidis (o meningococo) y el Streptococcus pneumoniae, las responsables de los casos de meningitis (o neumococo) más graves. Con el objetivo de abordar la enfermedad meningocócica en el niño, el impacto de las vacunas a la hora de prevenirla y los retos de futuro, se celebró el XVI Encuentro A TU SALUD, organizado por LA RAZÓN y Novartis. Cada año se producen en España entre 400 y 600 casos de enfermedad meningocócica grave y, de todos ellos, alrededor del diez por ciento fallecen. «Se producen entre 40 y 60 defunciones anuales, principalmente por los serogrupos A, B y C, aunque en nuestro país predomina el B», advierte el doctor Josep Mª Corretger, pediatra y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Aunque la meningitis se puede contraer a cualquier edad y es más propia de la primavera y el invierno, los grupos de mayor riesgo corresponden a los niños de hasta cinco años y a los jóvenes de entre 15 y 24 años. «Antes de los tres primeros meses es poco frecuente gracias a los anticuerpos que la madre ha aportado al niño», matiza Corretger.

 La bacteria penetra en el organismo a través de la boca y la nariz y es capaz de producir una infección generalizada. «Tiene entre dos y diez días de periodo de incubación y empieza por una sintomatología poco importante, como algo de fiebre, pero al cabo de las cuatro u ocho horas los síntomas pueden empeorar. Hay que estar tranquilo mientras que no haya unos sígnos que puedan hacer pensar en una meningitis como fiebre muy alta que no baja con antitérmicos, vómitos incoercibles y la aparición de petequias, diminutas manchas marrones o rojizas que pueden convertirse en moratones de mayor tamaño», explica Corretger.

Rápida expansión
Las doce horas siguientes a los primeros síntomas son cruciales ya que, según el experto, «la bacteria se extiende de forma muy rápida, después aparecen signos meníngeos o una septicemia que obliga a un tratamiento intensivo no siempre exitoso». En el caso de sobrevivir a la enfermedad, «entre el diez y el veinte por ciento de los afectados tienen graves secuelas como sordera, epilepsia, retraso mental y afecciones multiorgánicas diversas». En el caso de la meningitis bacteriana, las vacunas se sitúan como la mejor arma para prevenirla. «Existen diferentes grupos de meningococos, de los cuales el A, B y C son los principales responsables de la enfermedad. En España, el serogrupo B fue el más frecuente en los años 70, pero a partir de los años 90 aumentó la frecuencia del meningococo C. En 1997 se producían 900 casos de meningococo C y 600 por el B», explica el doctor José María Bayas del Centro de Vacunación de Adultos, Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona y presidente de la Asociación Española de Vacunología. Sin embargo, a partir del año 2000 se pudo disponer en España de una vacuna conjugada con polisacáridos, fabricada frente al meningococo C «que se administra en varias dosis a partir de los dos meses de edad. Esto supuso un cambio muy importante porque si la frecuencia del tipo B en España se ha mantenido estable, la vacuna contra el tipo C ha conseguido pasar de 600 casos en 1996 a 70 en la actualidad», afirma Bayas.
Aunque la vacuna conjugada frente al meningococo C ha cambiado el espectro de la enfermedad, todavía queda una asignatura pendiente: luchar contra el meningococo B. La tecnología clásica utiliza «los polisacáridos de la cápsula del meningococo para la fabricación de vacunas, pero el serogrupo B, al tener una similitud con el ácido siálico del tejido neuronal humano, hace que el organismo de la persona no lo reconozca como una sustancia extraña y, por tanto, no fabricaría anticuerpos», dice la doctora Magda Campins, jefe clínico del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología, responsable de la Unidad de Vacunación Internacional del Hospital Vall d'Hebrón y profesora de la Universitat Autónoma de Barcelona.
 Sin embargo, continúa la experta, gracias a la vacunología inversa «se ha logrado fabricar una vacuna que ya ha pasado todas las fases de ensayos clínicos y, en diciembre de 2010, se presentó a las agencias reguladoras del medicamento en Europa y es posible que el próximo año 2012 esté ya disponible en España». Según estudios que se han hecho hasta el momento, continúa la experta, «la vacuna sería eficaz contra alrededor del 80 por ciento de las cepas de meningococo B que circulan por Europa». Existen circunstancias en las que la prevención mediante vacunación es especialmente importante. Este es el caso de personas con asplenia o ausencia del bazo. «Dado que el bazo filtra las bacterias, estas personas tienen cien veces más posibilidades de contraer el meningococo por lo que es fundamental la vacunación».
 

JOSEP Mª CORRETGER
Comité asesor vacunas (AEP)
«Las doce primeras horas son cruciales»

La infección meningocócica está producida por el meningococo, una bacteria redondeado que afecta sólo al hombre y, en especial, al niño por debajo de cinco años de edad, también a adolescentes, aunque puede afectar en cualquier edad de la vida. El microoraganismo entra por la cavidad orofaríngea y puede provocar una infección generalizada muy importante. Tiene entre dos y diez días máximos de periodo de incubación. Empieza por una sintomatología poco importante, como algo de fiebre. Al cabo de las cuatro u ocho horas pueden aparecer síntomas más graves como fiebre muy alta, vómitos... siempre les digo a las madres cuando tienen miedo por la fiebre que ésta es un mecanismo de defensa del organismo y no hace daño.
Hay que estar tranquilo mientras que no haya unos signos que pueda hacer pensar en meningititis o septicemia por meningococo como fiebre muy alta que no baja con antitérmicos, vómitos incoercibles y la aparición a partir de ocho horas de un exantema, manchas cutáneas parecidas a hematomas. En el transcurso de las primeras doce horas, la bacteria se extiende de forma rápida y después aparecen signos meníngeos o una septicemia y un colapso que obliga a un tratamiento intensivo no siempre exitoso. Hay unas formas fulminantes que en cuestión de horas el niño se llena de manchas y empieza el fallo de diversos órganos y puede que ya no haya tratamiento para revertir el síndrome.
 

JOSÉ Mª BAYAS
PTE. ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE VACUNOLOGÍA
«La vacuna es la solución contra la enfermedad»

Las vacunas, en el caso del meningococo son la solución para evitarlo. Hay diferentes grupos de meningococos, de los cuales el A, B y C son los principales responsables de la enfermedad humana. En España el tipo B es el principal responsable de enfermedad, sobre todo desde finales de los años 70, aunque a partir de los años 90 fue cuando empezó a aumentar la frecuencia del meningococo C. A partir de 1997 se producían alrededor de 900 casos por meningococo C y 600, por el B. Por aquella época no había buenas vacunas frente a los meningococos. Una vacuna que era bivalente y tenía cierta eficacia frente al meningococo A y C y se empleaba en el África Subsahariana, ya que allí el tipo de meningococo principal de la enfermedad era el A.
En Europa había sido poco utilizada, pero a partir del aumento de la frecuencia del meningococo C en España y Reino Unido se hicieron programas de rescate y de vacunación dirigidos a la población joven en el año 1996-1997. Realmente, la vacuna interesante era la conjugada. Se daba la paradoja de que en los niños más pequeños, las vacunas funcionaban mal y tenían una duración de protección corta, con lo cual no solucionaban el problema. Afortunadamente se pudo disponer de una vacuna conjugada sólo frente al meningococo C que se empezó a utilizar y entró en el calendario infantil de vacunaciones sistemáticas en el año 2000. Posteriormente se han desarrollado vacunas conjugadas frente a varios grupos.
 

Magda Campins
Unidad de vacunación. HOSPITAL VALL D'HEBRON
«A finales de año habrá protección del meningococo B»

En el futuro habrá una vacuna eficaz y segura frente a meningococo del serogrupo B. Ha sido difícil porque la tecnología clásica que consiste en coger los polisacáridos de la cápsula de meningococo para el serogrupo B no sirve, porque los polisacáridos de la cápsula del serogrupo B tienen una similitud con el ácido siálico del tejido neuronal humano y esto hace que si a una persona se le administra una vacuna de este tipo no lo reconocería como una sustancia extraña y, por tanto, no induciría anticuerpos. Por esto, se ha tenido que trabajar con nuevas tecnologías.
En Noruega, el Instituto Nacional de Salud Pública investigó en una vacuna frente al meningococo B para combatir una epidemia que había en Nueva Zelanda en 2004, producido por una cepa muy concreta de serotipo B. Tuvo una efectividad del 80 por ciento, pero no se usó en el resto de países porque en Europa circulan muchos tipos diferentes de meningococo B y esta vacuna no servía para prevenir todos estos tipos. Necesitamos una vacuna que confiera protección frente a las diferentes cepas de meningococo B. El avance más importante se debe a la vacunología inversa que define cuáles son las estructuras del meningococo que, hipotéticamente, pueden ser protectoras. Esta vacuna ya ha pasado todas las fases de ensayos clínicos y en diciembre se presentó a las agencias reguladoras del medicamento en Europa y es posible que esté disponible en 2012.

Elena Moya
Fundación Irene Megías contra la meningitis
«Asesoramos a las familias de los afectados»

Esta fundación es una asociación sin ánimo de lucro creada en 2006 por Jorge Megías y su mujer, al fallecer su hija de 17 años por una sepsis meningocócica a las 24 horas de los primeros síntomas. El dolor, lógico de unos padres que acaban de perder a una hija adolescente, se convirtió en los siguientes doce meses en motor de la creación de la única fundación en España que lucha contra la meningitis. Los principales objetivos son difundir el conocimiento sobre las causas, el tratamiento y la prevención de la meningitis en la población general, fomentar la investigación científica sobre las causas, el desarrollo y las terapias de las distintas formas de meningitis y de sepsis.
Asesoramos y apoyamos a familias de afectados y nuestros logros se deben gracias a la web www.contralameningitis.org, además de ser un portal único en España. Contamos con el apoyo institucional porque somos una asociación no beligerante, recibimos llamadas sobre todo de familias que quieren que vayamos con ellos a juicios contra profesionales de la salud y no es nuestro carácter. Estos cinco años de trayectoria junto con el apoyo institucional hace que tengamos una gran relevancia a nivel internacional y nacional. El principal logro es el trabajo que estamos llevando desde hace dos años en la redacción de la primera guía de práctica clínica para el manejo de la meningitis y la sepsis meningocócica que en los próximos meses verá la luz.