El intelectual humanizado

Es un Dionisio Ridruejo nostálgico de la familia ausente, alejado de las emociones y militancias políticas (sus ensayos han soportado mejor las fugacidades del tiempo) y más centrado en el territorio de la intimidad, en las preocupaciones minúsculas: el dinero, las diversas austeridades cotidianas, las pequeñas suceptibilidades que dejan la distancia (su mujer, Gloria de Ros, reside en España). Asoma en este epistolario, el hombre desprendido de la intelectualidad, que camina en traje de calle, pero consciente del sacrificio que paga por su evolución ideológica. La biografía del escritor está marcada por la deriva que le llevó desde las líneas de la División Azul hasta las filas del antifranquismo. Las treinta y dos cartas, introducidas y seleccionadas por Jordi Amat y Jordi Gracia, pertenecen a los dos años que Ridruejo residió en París. En 1962 se celebró el IV Congreso del Movimiento Europeo. Los españoles que asistieron al llamado «Contubernio de Múnich» fueron detenidos o desterrados a Canarias por el franquismo. Ridruejo, advertido, optó por quedarse en la capital francesa. Comenzaría un exilio, marcado por ciertas carencias, que duraría hasta 1964. Estas páginas, aunque enjuician, por ejemplo, la citada reunión de Múnich o lanzan vaticinios (que el tiempo corroboraría), se centran, sobre todo, en sus preocupaciones corrientes. El volumen, eso sí, finaliza con la carta que remitió a Carlos Arias Navarro, director General de Seguridad al volver a Madrid. Un testimonio de su personalidad.