Irak
Obama abre una investigación para evitar nuevas filtraciones
Un comité analizará el daño causado por Wikileaks
NUEVA YORK- Barack Obama se ha limitado a reducir sus comparecencias ante la Prensa al mínimo tras la publicación por Wikileaks de más de 250.000 cables comprometedores transmitidos por los diplomáticos de sus embajadas. Mientras, el equipo de la Casa Blanca y el Departamento de Estado sortean como pueden la controversia internacional de-satada por estas notas de los funcionarios estadounidenses.
Ayer, la Administración Obama dio cuenta de la creación de una comisión especial anti Wikileaks como primera medida para atajar el desastre de la vergonzosa filtración de estas comunicaciones. Así, el Comité Interinstitucional de Política para Wikileaks se encargará de valorar el daño causado por esta publicación, coordinar varias agencias de respuesta para contrarrestar las mismas y diseñar nuevas medidas de seguridad para mejorar las salvaguardas de los papeles clasificados.
En el informe de cuatro páginas distribuido por la Casa Blanca, se explica que el Ejecutivo de Contrainteligencia Nacional se pondrá al frente de esta investigación. De esta forma, se intentarán prevenir futuros desastres como el que ya se conoce en algunos ámbitos como el «11-S de la diplomacia estadounidense». Precisamente, han sido algunas de las recomendaciones de la comisión de los ataques contra las Torres Gemelas las que han ayudado a que este fiasco se produzca.
Dicha comisión recomendó que las diferentes agencias compartan sus informaciones para prevenir futuros ataques. Así los cables filtrados se encontraban en un sistema informático al alcance de más de dos millones de personas. Aun así, todo apunta a que fue una persona la que los hizo llegar a Wikileaks: el soldado Bradley Manning, desplegado en Irak.
Entre las medidas a corto plazo de esta comisión se incluye que la comunidad de inteligencia cree equipos especiales de inspección para supervisar los posibles agujeros técnicos en los sistemas.
El portavoz del Departamento de Estado, PJ Crowley, se desplazó ayer también al Centro de Corresponsales Extranjeros de Washington para tratar este asunto, aunque se negó a abordar los comentarios de sus colegas. Crowley reafirmó el compromiso de la Administración Obama con sus aliados, mientras recordó la importancia de la confidencialidad en el trabajo de los diplomáticos.
Washington ha tomado las acciones necesarias para proteger o trasladar a disidentes y activistas de derechos humanos, cuyas vidas hayan podido correr peligro después de la filtración de Wikileaks. Crowley dijo ayer que las embajadas estadounidenses han recibido las órdenes de advertir a sus fuentes extranjeras con informaciones comprometedoras en los cables. De momento, nadie ha solicitado ayuda. Pero el portavoz reconoció que «estamos preparados para proporcionar asistencia y proteger a la gente en caso de que sea necesario», lo que incluiría la reubicación de personal diplomático.
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