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Eurovisión se queda sin voz

José Luis Uribarri permanece ingresado en estado crítico tras sufrir, a sus 75 años, una hemorragia cerebral masiva

Eurovisión se queda sin voz
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«Pasó Rosa, pasó España como un ciclón por Eurovisión», comentaba exultante desde Tallín (Estonia) en mayo de 2002. Fue su minuto de oro en la historia de la televisión de nuestro país. El que más audiencia le dio en su dilatada carrera. Y se enorgullecía de ello. «Lo pude ser también con Chikilicuatre, pero la Eurocopa lo impidió», bromeaba. Pero lo cierto es que para José Luis Uribarri, el añejo certamen lo es todo (con permiso de su hija pequeña, Laura, su ojito derecho que ha heredado su pasión por la televisión y su profesionalidad).

Ayer, a sus 75 años, sufrió una hemorragia cerebral masiva espontánea y su situación es «crítica», según informó el centro sanitario en un comunicado emitido a petición de su familia. En un escueto texto, el hospital HM Universitario Montepríncipe de Madrid informó de que Uribarri está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos de ese centro con «diagnóstico de hemorragia cerebral masiva espontánea, siendo crítica su situación clínica».

Su hija Susana explicó desde Miami antes de partir a Madrid que «Lo que está claro es que no está bien». En su Twitter, aseguró que su padre está «grave» y ha pedido «mucho respeto» porque su hermana Alicia y ella se han enterado hoy de la situación. «Estoy regresando con el corazón roto para estar con él», ha indicado Susana, que también agregó: «Hoy es el peor día de mi vida».

Al cierre de esta edición, la situación de José Luis era crítica, según confirmaron fuentes familiares a LA RAZÓN. La voz del festival de Eurovisión se apagaba. Una etiqueta nada gratuita. No en vano, estuvo ligado al añejo certamen más de 25 años, que cumplió de la mano de Daniel Diges, con el que viajó en 2010 hasta Oslo en una edición en la que hizo alarde de su maestría ante los imprevistos cuando Jimmy Jump entró en el escenario. TVE dejó de contar con él a partir de ese momento.

Pero José Luis siguió viviendo el festival como si aquello no hubiese ocurrido. Así lo puso de manifiesto en las colaboraciones que mantuvo con este diario. De hecho, se estudiaba durante semanas a cada uno de los cuarenta y tantos participantes para elaborar su propio ranking, en el que España no acababa de despegar. ¿El resultado? Esas predicciones –«no soy brujo», decía– que le daban los «12 points» de Grecia a Chipre. Y viceversa. Lo repitió también desde casa en la presente edición, que sí confiaba en retransmitir de la mano de Pastora Soler. Pero no pudo ser. Sueño frustrado. Lo cierto es que el festival le ha dado triunfos en lo profesional, aunque él mismo todavía no ha podido ver la victoria ansiada para nuestro país, y que pueda tomar el relevo de las de Massiel y Salomé.

El propio Uribarri sabe que en estas páginas se le destaca precisamente por el festival, a pesar de su larga trayectoria en TVE al frente de espacios claves para la historia de la televisión de nuestro país. «La gente se ha olvidado de mis programas con Amestoy, de "Aplauso", con el que recibí dos Ondas... Pero bendita sea Eurovisión, que me ha mantenido aquí», comentaba.

 

«Aplauso» fue sólo el comienzo
José Luis Uribarri (Ávila, 1936) estudió Bachillerato en el colegio Marista de Palencia e inició sus estudios de Derecho, si bien no los terminó. Inicia su trayectoria en los medios en 1956 como locutor de Radio Juventud y después en Radio Intercontinental, época en la que ya comienza a escribir guiones para programas musicales. Dos años después, en 1958, da el salto a Televisión Española al presentarse a «Caras nuevas», un concurso de nuevos talentos. En los años siguientes, Uribarri se consolida como uno de los presentadores más populares de la televisión de nuestro país gracias, entre otros, a programas como «Cesta y puntos», uno de los primeros programas concurso de la historia de la televisión española. Entre 1978 y 1983 el presentador logra uno de sus mayores éxitos profesionales con el programa musical «Aplauso», que se convierte en un verdadero referente de la música de actualidad.