Un arco iris multimedia en Alcobendas

Madrid- «Un edificio extrovertido que invite a entrar, que a todos los visitantes los reciba un arcoíris». Así describe su creador, el arquitecto Fernando Parrilla, el nuevo icono de Alcobendas: el Centro de Arte. Un edificio lleno de color por dentro que, de noche, lo lanza en forma de haces de luz a todos los vecinos y que el próximo martes se inaugura con la exposición de fotografía «Humanos» y un concierto de la cantante de ópera Ainhoa Arteta.
En el interior de la cubierta múltiple de barco a la que se asemeja el gran pórtico delantero del edificio, alcobendenses y foráneos descubrirán grandes espacios de encuentros, diseñados «para estar, debatir y convivir, sin tener que apuntarse a nada», según relata Charo Martín, coordinadora del centro. Tres puntos de encuentro –vestíbulo principal, vestíbulo trasero y terraza superior– que conviven con la actividad propia de un hormiguero, ya que el Centro de Arte abre infinitas posibilidades a todas las formas de cultura.
Nada más entrar, se puede ver una parte de la sala de exposiciones, iluminada con luz natural «para que sea más cálida e invite a pasear por ella», cuenta Parrilla, que ha utilizado esa apertura a la luz, tamizada de colores gracias a las láminas del exterior, para crear una cromoterapia en cada rincón del edificio que hagan más agradable permanecer en él. El piso interior son varias salas destinadas a las muestras que se creen de la Colección Pública de Fotografía Contemporánea de Alcobendas, que se guardará a partir de ahora en esta nueva infraestructura, y las colaboraciones con otras colecciones de fotografía española e internacional.

Tres mediatecas
En los pisos superiores, el «arcoiris» alberga tres mediatecas, salas de trabajo, ensayo y animación, talleres didácticos, espacios multimedia y aulas para «experimentar y equivocarse –señala Martín–, para acercarse al proceso creativo paralelo a las exposiciones». Porque el Centro de Arte organizará talleres con los autores de las muestras que acoja el edificio para que todo el mundo pueda aprender de los maestros, entre toda una programación preparada para que nadie se aburra.
Igualmente, en la planta principal, un auditorio con 348 butacas preparado para actuaciones musicales, también se ha diseñado para poder disfrutar con calidad del séptimo arte. «La pantalla, el proyector y el sistema de sonido tienen la calidad de una sala comercial», asegura el arquitecto.
Todo ello en un edificio vanguardista y ecológico, ya que toda una fachada está cubierta de placas fotovoltaicas y tanto la terraza como los techos cuentan con un jardín sostenible, con las mismas plantas autóctonas que habrían crecido en el solar ocupado por el Centro de Arte, que no necesitan mantenimiento. «Un regalo para el planeta», apunta Parrilla, ya que los jardines del techo no se pueden visitar.