Asturias
Tres Lugares por Antonio Pérez Henares
Para algún afortunado que pueda disfrutar del puente de mayo, en esta primavera resucitada por las lluvias, me atrevo a sugerir ciertos lugares donde sentirla. El primero es la sierra de Andujar, el territorio donde el lince ha recuperado la esperanza. Allí el monte se ha convertido en la paleta de un pintor impresionista. Morados del lenguazo, amarillos de jaramagos, rosa de peonías, blancos de las jaras. Alfombras de flores sobre el verde lujurioso de prados y herbazales y un azul como fondo y horizonte, recortando las rocas de granito y las encinas. Y quizás a orillas del Yeguas, tenga la enorme fortuna de ver aparecer al gato grande con pinceles en las orejas. El gato que dibuja el paisaje. El segundo es la Braña de Mumian, sobre Pola de Somiedo, en Asturias. En el País de los Osos, que ahora están saliendo de su invernada. El camino de subida, una senda desde la que se divisan las costeras de enfrente, es uno de los recorridos más hermosos que quedan guardados en mi memoria. No importa detenerse a cada paso para atalayar todo lo que aquello nos ofrece. Y llegado a las «cabanas» de techo de «teito» y sus padrerías custodiadas por cercas de piedra hay todavía que remontar un poco y allí sentarse un rato, en silencio. No es imposible que una osa con sus esbardos transite por las laderas de enfrente. Aunque , no les engaño, sería casi un milagro divisarla. Pero si suben pronto son casi seguros los rebecos. Y el tercero, bien cercano, es mi tierra. La Alcarria Alta. Desde allí , la naturaleza es una explosión de vida. Lo en cualquier vallejo, en sembrados y baldíos, por viñas, trigales, olivares, cerezos y nogueras, en el mismo cielo, limpio y fresco, en el aire que llega cargado de efluvios y reclamos de todos los pájaros elevándose y parpadeando en la atmósfera a nuestro paso callado. Y cuando éste pone el pie donde no ha llegado la reja y la labor, en la zona de claros, montecillos y aliagares que preceden a la linde del monte donde cierran filas chaparros, carrascas y las siembras, el espliego, el tomillo y la ajedrea levantan oleadas de intensos olores a cada pisada.
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