Sevilla
Veinte años no es nada
Llegó. Bueno, llegará en diciembre. Tarde y con discriminación, pero nos servirá. Me refiero al Tren de Alta Velocidad con Madrid. Desde la satisfacción, pienso que el acontecimiento merece una reflexión.
La primera se refiere al retraso con que esta línea se ha ejecutado. Primero fue el Gobierno de Felipe González y, después, el de José María Aznar, los que pusieron a la cola este trayecto que, como dijo el jueves, el presidente de Renfe, será el único rentable. Los dos presidente prefirieron antes construir los de su pueblo, Sevilla y Valladolid.
La segunda analiza el precio. El más caro. No es justo. Si va a ser el rentable, no tiene sentido que sea el de mayor coste para los ciudadanos. Adif podía haber mirado con más cariño el bolsillo de los usuarios. Pero ya se sabe que, cuando se habla de negocio, nadie se anda con miramientos, aunque tampoco se puede hablar de desproporciones excesivas.
Y la tercera, no puedo sustraerme al recuerdo, cuando allá por 1988-89 la CEV presidida por Pedro Agramunt comenzó la batalla por las infraestructuras. La autopista con Madrid y el AVE constituían la base de aquella reivindicación. Han tenido que transcurrir 20 años para ver hechas realidad los dos proyectos. Ya se sabe que 20 años no es nada. Bienvenidos sean. Así es la vida.
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