Actualidad
La herencia de Manzano
La Comisión Ejecutiva del Atlético –vaya eufemismo– apretó la soga de Gregorio Manzano y la destitución del técnico, virtual desde hacía varios días, se convirtió en una realidad ayer a las cinco de la tarde. La muerte anunciada del entrenador –casi tan culpable como los jugadores– da paso a la llegada de «Cholo» Simeone, al que se espera el próximo lunes en Madrid para firmar un contrato que se negocia vía telefónica con Argentina y que se cerrará –versión Cerezo– en las próximas horas.
Madrid- La culpa de Manzano –los métodos del club rojiblanco en su destitución han sido lamentables y esperpénticos– es que no ha sabido dar con la tecla del sistema y, además, ha encontrado una respuesta muy baja en una plantilla a la que se ensalzó más de la cuenta a principio de temporada, cuando el espejismo de los triunfos ante el Sporting y el Racing –dos equipos ahora en puestos de descenso– cegó a la mayoría de los aficionados del Atlético, que se ilusionaron con los goles de Falcao, el toque de Diego, las paradas de Courtois, las genialidades de Arda y la magia de Adrián, condenado al ostracismo en los primeros encuentros. Para entonces, Reyes ya era un «bulto sospechoso», al que su desplante en San Mamés al técnico, captado por las cámaras de Telemadrid, terminó por condenar al ostracismo.
El legado de Manzano es, pues, un dardo envenenado para Simeone. En la portería no tendrá problemas para elegir: Courtois y Asenjo han demostrado su fortaleza y sus dotes. A Joel parece que se le buscará una salida en el mercado invernal en forma de cesión y el Sevilla podría ser su destino.
En defensa, tendrá que conseguir que no se encajen goles tontos y no se hagan regalos como a los que acostumbran en los últimos partidos. Se reforzó la línea con Sílvio, permanentemente lesionado, y con Miranda, un brasileño blando, lento y al que le falta mala leche para jugar donde lo hace. Godín ha espabilado con relación a la campaña anterior, pero le sigue faltando seguridad y visión. Domínguez debe asentarse con partidos y Perea parece un caso perdido. Velocidad y errores definen al colombiano. Filipe Luis parece estancado y no progresa.
Con Falcao, al que Simeone conoce bien de River, no debe tener ningún sobresalto. El colombiano es un goleador mal alimentado, que se desespera cuando no recibe un balón en condiciones. Y no le llegan porque el centro del campo es un desastre. Que jueguen Tiago, Gabi, Assunçao o Mario Suárez es lo mismo. El equipo no crea ocasiones, no toca con criterio y se «muere» en un fútbol horizontal, ramplón y sin criterio, que facilita la labor al rival, al que nunca sorprende.
Es un Atlético previsible y que depende de las individualidades –Diego, Arda y Adrián– para lograr algo positivo.
Cerezo y Simeone
En un aquí te pillo, aquí te mato, el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, contestó a los medios informativos cuando abandonaba ayer el Calderón, después de que él y sus directivos despidieran a Manzano. «Las cosas pasan y la situación es la que es. Nuestra idea es seguir luchando para que la afición se tranquilice. Se han tomado las decisiones que se debían tomar», comentó Cerezo. Explicó también que se ha hecho una oferta al «Cholo» Simeone, del que esperan una respuesta entre hoy y mañana. Llegará el próximo lunes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar