Estados Unidos
España vuelve a tener crédito por Jaime García-Legaz
Resulta evidente que la crisis económica que España viene sufriendo desde que, allá por 2007, comenzara a hacerse evidente, ha dañado enormemente la imagen exterior de nuestra nación. El elevado desequilibrio presupuestario de 2011 (cercano al 9 por ciento del PIB), el crecimiento acelerado de la deuda pública desde 2008 (más de 30 puntos de PIB), la altísima tasa de desempleo y la constatación de las dificultades de una parte del sector bancario español han contribuido a trasladar una imagen negativa de España en buena parte de los medios de comunicacion internacionales y de la comunidad financiera internacional.
Con todo, el factor económico no es el único factor explicativo de la erosión de la «marca España». Los graves errores estratégicos en materia de política exterior cometidos durante los ultimos años han sido también decisivos a la hora de profundizar el deterioro de la imagen de España en el exterior. Los desafueros y las deslealtades hacia algunos de nuestros aliados occidentales, como los Estados Unidos, determinadas decisiones gubernamentales erróneas en la relacion con Alemania o el posicionamiento contra Israel son también factores que explican la enorme pérdida de confianza en España. Si a ello sumamos la decisión política de desatender la relación bilateral con los países más estables y dinámicos de Iberoamérica y apostar por alianzas con los regímenes populistas de la región, el deterioro de la marca España resulta hasta cierto punto comprensible.
Sin embargo, la imagen de España en el exterior es injustamente negativa. La marca España se ha deteriorado notablemente más allá de lo razonable. Desde fuera se nos ve peor de lo que un observador razonablemente neutral concluiría acerca de la situación de nuestra nación analizando con detenimiento nuestros puntos fuertes y débiles.
España es también la nación de Zara, empresa líder mundial en su sector. Es la nación de Telefónica, la operadora de telecomunicaciones más eficiente del mundo. Es la nación de BBVA, de Banco Santander, de Ferrovial, de FCC, de Técnicas Reunidas, de Talgo y de CAF. También del Real Madrid, del Barcelona, de Pau Gasol, de Ferran Adrià, de Arzak, del Instituto de Empresa y del IESE, y de tantas otras personalidades y empresas que nos hacen a todos los españoles sentirnos orgullosos de nuestra nación.
Recuperar la marca España exige poner el foco sobre nuestros activos, nuestros puntos fuertes. Y en eso debemos emplearnos.
Pero exige también, y de forma prioritaria en estos momentos, hacer los deberes, corregir nuestros desequilibrios económicos y acometer las reformas que España necesita. Sin reconocer nuestros puntos débiles y afrontar resueltamente nuestros problemas estructurales, la tarea de recuperar la marca España resultara probablemente estéril.
Reconducir la política exterior y enmendar los errores del pasado reciente es también tarea imprescindible como parte integral de la estrategia de recuperación de la marca España.
Haciendo las cosas bien, generando crecimiento económico y puestos de trabajo, cumpliendo nuestros compromisos internacionales, reduciendo nuestra deuda y siendo aliados fiables en el exterior, la marca España volverá a ser la que nuestra nación disfruto hace no tanto tiempo.
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