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Un contrato anticrisis

La Razón
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MADRID- La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, se empleará a fondo en estas cuarenta y ocho horas que restan para el fin de las negociaciones que mantienen los agentes sociales sobre la reforma laboral. Báñez hará gala de su buena relación con sindicatos y empresarios, forjada en la anterior legislatura, para intentar convencerlos de la necesidad de cerrar acuerdo sobre cuestiones «troncales» del mercado laboral, como contratación, formación de salarios y negociación colectiva. Aunque en estas horas pisará el acelerador, la ministra ha estado en contacto permanente con los líderes empresariales y sindicales desde que asumió las riendas de la cartera de Empleo.Pero, según fuentes sindicales, el intento de Fátima Báñez por allanar el camino hacia el acuerdo caerá en saco roto. En este «sprint» final, los sindicatos no tienen previsto reunirse este fin de semana con la patronal. Los secretarios generales de UGT y CC OO, conscientes del fracaso de las negociaciones, están dispuestos a mantener sólo contactos telefónicos con los presidentes de la CEOE y de la Cepyme.

Mientras, los empresarios harán todo lo que haya que hacer este fin de semana en aras del consenso, pese a haber urgido al Gobierno a legislar tras constatar el fracaso de la concertación social. Hace ya días los empresarios dieron por descontado que el Ejecutivo tendrá que legislar.
En este escenario, aunque el Gobierno prefiere una reforma laboral fruto del consenso, ya tiene lista las líneas generales de las futuras reglas de juego del mercado de trabajo, que aprobará, con toda seguridad, en marzo próximo.

Si, al final, tiene que legislar en solitario, el Ejecutivo no descarta imponer un contrato anticrisis en 2012 y 2013, fechas en las que se prolongará la crisis. Esta modalidad contractual tendría un coste de despido más barato que el actual, a imagen y semejanza del contrato planteado por la CEOE en las negociaciones con los sindicatos. Precisamente, esta modalidad contractual se convirtió en una de las manzanas de la discordia entre sindicatos y patronal.

El rechazo sindical a la congelación de los salarios en 2012 y 2013 propuesta por los empresarios ha supuesto otro de los escollos insalvables. UGT y CC OO están dispuestos a pactar aumentos de retribuciones en 2012 por debajo de la inflación prevista por el Gobierno del 1%. Aunque prácticamente ese alza supondría una congelación de facto, se oponen con firmeza a utilizar este término. La supresión demandada por los empresarios de las cláusulas de revisión salarial referenciadas a la inflación española constituye otro de los escollos principales.La patronal prefiere ligar estas alzas de nóminas al IPC europeo, más bajo que el español. En esta historia de desencuentros ya se da por descontado que a partir de este lunes el Gobierno gobernará.