Los Ángeles
Tó p'al pueblo
Loca estoy por ver hoy la indumentaria con la que se nos presenta el candidato socialista a las próximas elecciones generales. Con un poco de suerte Alfredo P. Rubalcaba nos sale descamisado en busca del socialismo añejo, obrero y español –atención a lo de español–. «Lo que persigue un buen socialista es que nadie sea tan rico como para poner a otro de rodillas, ni nadie tan pobre como para tener que arrodillarse ante otro» dijo Guerra en sus años gloriosos. Buen socialismo de manual, el mismo que ahora va a buscar Rubalcaba, para distanciarse de Zapatero.
En nuestra reciente historia ha habido dos formas de socialismo: el de la República, rupturista, de quema de conventos, y el de la democracia, reformista y modernizador de España. Con este último modelo transformador se quiere identificar el nuevo candidato socialista. Para ser rojo no es necesario romper con la Iglesia, como muchos intuyeron que pretendía Zapatero, al buscar más rupturas que reformas. Ahora, Rubalcaba pretende volver al puño y la rosa, a las reformas sociales sí, pero siempre pautadas, y sobre todo, a identificar el nuevo ideario con los más desfavorecidos. La conexión con el pueblo no ha de ser la ceja zapateril, elitista clase de intelectuales, rica para más inri como hemos descubierto en el nido de la SGAE, porque al final la «beautiful people» que embaucó a Zapatero es eso: gentes que como Bardem o Cruz, tras marcarse la ceja izquierda, pagan por un parto 100.000 euros en Los Ángeles. Ahora se trata de volver a que las amas de casa apoyen al partido socialista, como sentenció Alfonso Guerra, en aquellos tiempos en los que comentando la expropiación de Rumasa dijo la legendaria frase «Tó p'al pueblo».
Vienen tiempos, pues, de mucha demagogia. De oscurecer las fotos coloreadas que Zapatero se hizo con los banqueros y los grandes empresarios. Ahora ya no toca dar garantías de que nuestro tejido empresarial y financiero es potente, porque va a gobernar Rajoy, y allá él con las incertidumbres que nos deparen los mercados. Ahora, las imágenes de Rajoy con los banqueros y grandes empresarios serán fotos de la derecha con los ricos, o sea lo de siempre, porque la izquierda volverá otra vez a la calle, a la gresca y si pueden, a asociarse con los más ruidosos del 15-M. Los sueldos de los banqueros son «obscenos» según el nuevo ideario socialista, y hay que subirles los impuestos para que ningún pobre tenga que arrodillarse ante ellos.
Sólo queda dar una nueva vuelta de tuerca al lenguaje, volver al «Aznar y Anguita son la misma mierda» –como dijo González– o al «Fraga tiene colocados los intestinos en el cerebro» –como dijo Guerra–.
Viendo la roja cartelería del candidato Alfredo y leyendo sus mensajes, sólo queda concluir que los socialistas han asumido que van a perder por goleada las próximas elecciones. Quizá por eso, en el cartel, el candidato no mira de frente. Ver 45 millones de dedos índices acusadores superaría incluso al mismísimo Fouché.
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