Fallece Di Stefano
Sobresaliente económico
Los socios aceptaron mayoritariamente las cuentas de Florentino, pero reclaman mayor estabilidad deportiva
El Real Madrid celebró ayer asamblea general de socios compromisarios en un ambiente de máxima cordialidad, serenidad y hasta de educación. La segunda desde que Florentino Pérez inició su nueva andadura en la presidencia del club y, en la que resumió sus trece meses al frente de la institución y retomó antiguas promesas de proyecto: «Estamos trabajando en un sistema de cubrición de gradas. Pronto acometeremos otra remodelación interior y exterior del Bernabéu con una gran innovación arquitectónica. El Madrid tiene que ser líder también en instalaciones».
Casi todos los socios, a excepción de alguna voz como la de Eugenio Martínez Bravo, se mostraron favorables a la gestión económica y así se ratificó en la votación de las cuentas del ejercicio 2009-2010, que se saldó con unos ingresos de 442,3 millones de euros, «cantidad que es la más alta de cualquier institución deportiva del mundo», y que supone un aumento de 35 millones con respecto al ejercicio anterior. 728 votos a favor, 15 en contra y 13 abstenciones dieron luz verde a su aprobación. Los socios también dieron un sí mayoritario –717 por 23 noes y 16 abstenciones– al presupuesto para esta temporada de 450 millones de euros. Florentino incidió en la reducción de la deuda neta en un 25,1 por ciento, ahora tasada en 245 millones, y en que los ratios de endeudamiento neto sobre el resultado de explotación pasaron de 3,1 veces a 1,7 veces, lo que supone que son de «máxima calidad crediticia».
Alabada la gestión económica y, sobre todo, la estabilidad social, tras la etapa convulsa de Ramón Calderón, como agradecieron los socios, el desacuerdo de la masa social se refiere a lo deportivo, e incluso Florentino reconoció «lagunas» en su primera temporada «por la ausencia de títulos». El presidente tuvo que escuchar de su modelo deportivo calificativo como el de «cortoplacista» o epítetos como «fracaso planetario». En su respuesta, eximió de responsabilidad a Pellegrini, del que recordó sus 96 puntos ligueros, defendió la venta de Robben por la llegada de Cristiano y la de Sneijder por Kaká, «a todos no se puede tener», dijo, achacó a «la mala suerte» las lesiones de Kaká y se confió a Mourinho, considerado «el mejor del mundo», al que no «tuvo opción de» traer un año antes si no, lo hubiera hecho.
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