Cambios climáticos
«Suelo radiante» en invernadero
Logran adelantar la floración de una planta en cuatro meses
Mejorar la productividad sin reducir la calidad de las plantaciones en invernadero es el objetivo del proyecto de I+D+i «Climatización invisible» liderado por Repsol y Uponor. Los resultados de las pruebas realizadas con la planta Prímula acualis en el madrileño Invernadero de La Veguilla, en Boadilla del Monte, hablan por sí solos: mejor productividad, mayor competitividad (por permitir llegar a los mercados en unas fechas en las que no se podría producir dicha flor en España) y sin perder un ápice de calidad.
Con el fin de adelantar la floración de esta planta, han desarrollado un sistema de climatización similar al suelo radiante-refrescante «que funciona gracias a unas bombas de calor a gas propano que funcionan como el aire acondicionado del coche», explica Miguel Ángel Muñecas, tecnólogo de Repsol. La diferencia estriba en que las tuberías por las que circula el agua a 7º C, en vez de estar enterradas en el suelo, se ubican bajo las mesas.
Más flores, menos hongos
Al someter las plantas al frío (aunque realmente es al absorber el calor, ya que el agua va a 7ºC y se lleva el calor) se induce su floración, incluso en los días de extremo calor. Así, «hemos logrado que la prímula florezca en septiembre, cuando antes lo hacía entre diciembre y enero; es decir, hemos roto la estacionalidad y hemos logrado un ciclo de cultivo de vida más corto; antes era de nueve meses y ahora tarda en florecer sólo cinco», explica Marisé Borja, directora de I+D de la Fundación Promiva, organismo que gestiona La Veguilla.
«Al lograr que florezcan antes las prímulas –prosigue–, la planta tiene menos hojas. A cambio, hemos conseguido un mayor éxito de floración, hasta el punto de que casi el cien por cien de las plantas tiene flor». «Además –continúa–, al adelantar la floración evitamos el problema de hongos que puede haber en invierno». Ahora bien, como resultado del cambio de estación podrían producirse ataques por plagas debido a la mayor presencia de insectos. «Siempre existe esa posibilidad, pero en este caso es algo que no hemos observado, aunque es cierto que tenemos más cuidado», añade. La siguiente fase del proyecto consistirá en calcular los ahorros hídricos que se logran al mantener a la prímula en condiciones menos extremas.
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