Déficit autonómico
Exigen recortes para los demás por Iñaki ZARAGÜETA
El recorte del gasto público se alza como clamor unánime en esta España nuestra, ineludible en la actual coyuntura. Gobierno, oposición, partidos, sindicatos, patronal... coinciden en la necesidad de disminuirlo. A la hora de la verdad, sólo una condición, que la reducción afecte a los demás. Así acaba de suceder en la Comunidad Valenciana. No transcurrieron siquiera 48 horas desde que el presidente Alberto Fabra anunciara acertadamente la rebaja presupuestaria de instituciones previstas en el Estatuto, para que alguno de sus responsables se rebelara. Eso sí, sin dar la cara sino propiciando que otros la pongan, como el Síndico de Agravios (Defensor del Pueblo) quien, para defender su poltrona y la de su corte, ha espoleado hasta 70 colectivos –todos ellos en la onda contraria al PP– para hacer frente a las intenciones de Fabra. Ni le ha importado que le deba el cargo al Partido Popular, su partido de toda la vida, ni acudir a estereotipos como «déficit democrático» o «pérdida de autogobierno». Las vacas flacas han llegado para todos, más aún para los que se sustentan de nuestros impuestos. Si despilfarro es malgastar dinero en cosas innecesarias, en él se incluyen la institución que me ocupa y otras muchas que proliferan en las comunidades autónomas. Lo piden los españoles. Quienes pretenden atrincherarse en sus castillos, deberían pensar en el bien común –hoy lo llaman interés general– y asumir que la austeridad es una demostración de inteligencia, que basta con lo suficiente. Como todos, el Gobierno necesita ayuda y los primeros en prestársela deben ser las instituciones como la Sindicatura de Agravios valenciana. Así es la vida.
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