Fútbol
Adebayor el placebo de «Mou»
Sobredosis de potencia
Lo que tienen los personajes carismáticos, y este Adebayor lo es, es que influyen incluso sin estar en los sitios. Fue confirmarse su fichaje por el Madrid y despertarse Karim vaya-torrija-tengo Benzema de una larga modorra. Como el beso del Príncipe a la Bella Durmiente, el anuncio de la llegada de competencia devolvió a la vida al francés, que en apenas 72 horas le dio más a su equipo (tres puntos y media final de Copa) que en los 18 meses anteriores. Mi admirada amiga, claro, le atiza sin piedad: primero, porque es madridista. Y después, porque lo que ella quería en el fondo era que la leyenda plañidera de su Atleti se acrecentase con otro robo de una estrella por parte del poderoso vecino. Pero es que ni el avejentado Forlán ni la gallinita Agüero están para grandes misiones.
El Real Madrid sufre los desvaríos de un presidente endiosado en manos de una secretaría técnica perezosa y de un entrenador insoportable. Pero lo sostienen su propia leyenda y un talonario infinito, de modo que cuando necesita ir al mercado, arrambla con lo mejor. Es decir, con Emmanuel Adebayor, un delantero joven, contrastado, de infinita clase y disponible a precio no prohibitivo por uno de esos caprichos de los entrenadores. Cuando Mourinho toque a rebato, que es la única manera que tiene para competir con rivales mejor ahormados, el togolés será el complemento perfecto para las estampidas de Cristiano y las irrupciones del Benzema de los últimos partidos. No hay defensa en el mundo capaz de contrarrestar la potencia de estos tres búfalos en movimiento. Mal que te pese, Navarro, es posible que hayan dado con el antídoto contra los bajitos del Barça.
Lucas Haurie
Otro angelito
Adebayor ya está bajo las órdenes de papá Mourinho y estoy convencida de que a partir de ahora nos vamos a divertir, señores. Puede que el muchacho consiga entretenernos con sus goles y su calidad, pero puede que también asistamos a algún que otro espectáculo de esos de abochornar a los ancianos y asustar a los niños. Por lo visto, la criatura es un encanto en la intimidad y ni se merienda a los vecinos ni nada y saca la basura a sus horas, pero en público, ay, gusta de meter la pata hasta el corvejón. No hay más que recordar el vergonzoso pasaje con el que nos obsequió el togolés cruzándose un campo entero para celebrar su gol contra el Arsenal y restregárselo a la afición que había sido la suya durante años.
No me quiero ni imaginar las que puede montar la criatura por esos campos de España como Marcelo le siga el juego, que es otro que provoca cosica hasta a los madrididistas con solera y años de abono. En el mismo partido estuvo a punto de romperle una pierna a Fábregas y le dejó los tacos en la cara a Van Persie. También en el Arsenal se las tuvo tiesas con algún compañero y le acabó rompiendo la nariz. Adebayor llega al Madrid y lo hace castigado, con sólo un gol marcado esta temporada y de penalti, peleado con Touré Yaya, con el que casi llega a las manos en un entrenamiento, y con más pena que gloria. Pero, ojo, tiene mal carácter. Mal carácter en público, pero una reputación exquisita en su bloque, es decir, la extensión de Mourinho en el campo, o sea, un fenómeno.
Pudo venir Van Nistelrooy, pero viene Emmanuel. Pudo ganar Valdano, pero vence mi Jose. Así están las cosas por Chamartín.
María José Navarro
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