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OPINIÓN: El cainismo de los partidos

La Razón
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Repasando la actualidad del fin de semana me llama la atención el baño de multitudes que se ha dado en Soria el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada. Y no por inmerecido, sino porque me ha hecho pensar en las rocambolescas y bochornosas escenas que a menudo se representan en la vida interna de los partidos políticos.
A no pocos observadores de la realidad les llamó la atención la marginación a la que Posada, una de las personalidades del Estado mejor preparadas, estuvo sometido en la campaña electoral por parte del aparato de su partido en Soria, hasta el punto de ponerle mil y una trabas para conceder entrevistas a medios de comunicación nacionales. Estamos hablando de un político inteligente, que además de ser ingeniero de caminos y economista de formación ha sido presidente de la Junta de Castilla y León, ministro de Agricultura y de Administraciones Públicas y presidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso.
A pesar de ello, casi estuvo a punto de tener que pedir perdón por encabezar la candidatura del PP por Soria en unas elecciones en las que sacó el 54,93% de los votos frente al 31,43 del PSOE.
El pasado sábado, la persona que le negó el pan y la sal en la campaña, aplicando ese incomprensible cainismo partidario, le recibió diciendo que su elección como tercera autoridad del Estado supone una oportunidad histórica para Soria en un momento especialmente difícil. Desde luego, el estómago de Posada está configurado a prueba de sapos.