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La Razón
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Esta noche debutará con la Selección nacional «A» de fútbol el centrocampista barcelonista Thiago Alcántara, hijo del brasileño y campeón del mundo Mazinho. Thiago nació en Bari, ciudad en la que va a debutar, y ha crecido futbolísticamente en el Barcelona. El Barça aportó con anterioridad a Bojan, quien nació en Linyola, pero de padre serbio. Ambos jugadores representan las primeras piedras del edificio que acabará construyéndose en España con apellidos extraídos de la componente multirracial y multinacional en que se está convirtiendo la sociedad española.
Hasta la fecha hemos conocido casos de jugadores nacionalizados. Los ha habido por cuestión política, como Kubala y Puskas, por la necesidad de conquistar sus valores como Di Stéfano, españoles de origen repatriados como Rial, Jesús Martínez o Pepe Santamaría y ha habido casos co-mo Donato, Catanha y Senna, éste campeón de Europa. Esto acabará por ser recuerdo. El futuro está en el nacimiento de las nuevas generaciones con apellidos y razas distintas. Dentro de poco no serían extraños futbolistas de origen rumano, búlgaro, ecuatoriano, colombiano o marroquí. Algunos serán hijos de quienes han venido en patera. Hasta ahora era propio de selecciones con imperio, más o menos conservado, como Inglaterra y Holanda, poseer internacionales en diversos deportes de contraste racial. El Athletic ya tiene a Ramalho. Todo se andará. Thiago tiene condiciones para asentarse en la Selección. Y relevar a Xavi.
Posdata. También el rumboso jeque Al Thani paga con retraso. El Valencia y el Villarreal están a la espera de los millones por Isco y Cazorla.