Pacientes
La diabetes discrimina a los niños
En el Día Mundial de la patología, las asociaciones de pacientes alertan de complicaciones en la atención que sufren los más pequeños en el colegio cuando dan a conocer su problema de salud
Cada vez hay más niños que sufren diabetes, 29.000 en España, una de las grandes epidemias de este siglo. Sin embargo, ante esta alerta los profesores de los colegios se mantienen distantes, e, incluso, intentan alejarlo lo más posible de ellos. Algunos datos que ofrece la Federación Española de Diabetes, sugieren que el 12 por ciento de los niños entre 6 y 16 años reconoce haber tenido algún tipo de altercado escolar debido a ello, y ello lleva a uno de cada diez niños a esconder al entorno su enfermedad.
Este hecho podría resultar dramático, ya que en caso de emergencia deberían saber cómo actuar. La endocrina pediatra del Hospital Severo Ochoa de Leganés, Beatriz García Cuartero, alerta de que «en muchos colegios no hay quien administre la insulina a los niños y tampoco los profesores conocen los síntomas específicos de la diabetes».
Diagnosticar a tiempo
Se estima que cada año se diagnostican en nuestro país 1.100 nuevos casos de diabetes en niños y en gran parte de ellos se detecta de forma tardía. Así, el 39,5 por ciento de los niños menores de 15 años que son diagnosticados con diabetes muestran también situación de cetoacidosis, una complicación grave que se debe a una falta muy marcada de insulina.
«La mayoría de los casos graves diagnosticados tarde se deben a la pérdida de tiempo entre que se ven señales como orinar y beber mucha agua, aunque muchos de los síntomas suelen ser inespecíficos en niños pequeños. Con una simple prueba de glucemia capilar –pinchazo en el dedo– podemos saber si estamos ante la diabetes, y enseguida hay que acudir al hospital Si se espera demasiado, sufriría cetoacidosis», lamenta García Cuartero
Ante la falta de información y formación por parte de los docentes de guarderías, colegios e institutos, desde la Fundación para la Diabetes se han tomado medidas. María Carmen Marín, directora ejecutiva de la fundación, subraya esta situación: «Hemos llevado a cabo varios estudios dirigidos a comprender en profundidad los problemas a los que se enfrentan estos jóvenes. Se hizo patente la necesidad de colaboración y apoyo en las escuelas: el 44 por ciento de los padres que respondieron a uno de los estudios tuvo que modificar su horario o cambiar de trabajo para poder cuidar de su hijo con diabetes; el 16 por ciento de los niños tuvo que modificar su horario de tratamiento porque las escuelas no eran capaces de o no estaban dispuestas a cooperar y el 13 por ciento de los niños afirma sentirse rechazado por su diabetes».
Todo esto conduce a una clara discriminación de los pequeños por una patología que permite vivir con normalidad a los niños, pero que los profesores ven como un obstáculo en las aulas. «Si el colegio no cuenta con enfermería, nadie se ocupa del pequeño», apunta García Cuartero. Marín subraya que «la falta de colaboración a la hora de manejar los controles de glucemia del niño, así como las inyecciones de insulina, provocan que en muchos casos los padres tengan que modificar su actividad laboral, o incluso dejar de trabajar, para atender a su hijo en determinados momentos del día, como puede ser en el recreo o a la hora de comer».
Pepa Peñas, como madre de un niño de siete años con diabetes, opina que «a la hora de buscar colegio nos costó, porque debía tener enfermera, ya que si no, ¿quién controla al niño?». Sin embargo, agradece que «en la guarde nos ayudarán a detectar la diabetes. Sólo hay que poner un poco de voluntad y tener información para ello».
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