Murcia
OPINIÓN: Togo
Togo era un bar cercano al campus de La Merced. Ahora Togo ha cobrado un significado no sólo nuevo sino trascendente para mí. Lo vi en internet: es una franja estrecha de territorio en el abombamiento occidental de África, cuyos habitantes viven con dos dólares y medio al día. Mi hija mayor, Ester, que es enfermera, ha estado en Togo un par de semanas con la ONG Azul en Acción, creada por policías locales de Murcia, que se las ha arreglado para meter en Togo un tráiler convertido en hospital para curar enfermedades de la vista. Si ser africano es una maldición, ser ciego en África es una condena casi segura a cosas peores que la muerte. Así que esta gente ha cambiado guardias y quemado sus vacaciones para ir a un lugar donde sólo se come arroz y fruta a operar desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche a gente que o ha perdido la vista o la tiene tan dañada que no se pueden valer por sí mismos. Atienden a unos cuatrocientos pacientes al día, muchos de ellos para quitarles cataratas congénitas y otros males parecidos. Por lo que me cuentan, la reacción de quienes nunca han visto la luz y de pronto, gracias a unos blancos venidos de lejos, no sólo ven luz sino cosas es una experiencia que transforma. Y mi hija y sus compañeros ya no serán los mismos que se fueron a África a cualquier cosa menos a divertirse en una cacería por la sabana. En una mañana le dieron la vista a tres hermanos ciegos. Y sólo de un ojo, pues tienen que elegir: o curamos a quinientos de los dos ojos o a mil de un solo ojo. Y optan por los mil. Mientras tanto, nosotros seguimos preocupados por las vacaciones del verano próximo, lo que evidencia que hace mucho tiempo que tomamos el camino equivocado y equivocados seguimos, preocupados por las vacaciones.
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