Congreso de los Diputados
ERC fuerza en el Congreso el debate sobre Libertad Religiosa que Zapatero retrasa
Fue una de sus banderas electorales, su partido quiere que salga adelante sí o sí en esta Legislatura, se ha puesto fecha a su aprobación en varias ocasiones y ha habido compromisos públicos de no pocos ministros de llevarla al Congreso en varios periodos de sesiones.
Hablamos de la Ley de Libertad Religiosa, un texto que Presidencia negó hace tan sólo seis meses que estuviera «congelado» y que aunque anunció para el periodo de sesiones que acabó en julio nunca entró en la Cámara. Motivo: el presidente Zapatero ha dado instrucciones de que el Gobierno no desvíe la atención de la economía y se centre sólo en las reformas hasta finales de año. ¿Quiere eso decir que el PSOE renuncia a la tan cacareada Ley de Libertad Religiosa? Nada de eso. Si alguien está empeñado en aprobar la reforma de la ley de 1980 es el partido que sostiene al Gobierno, más allá de la agenda y los plazos que Zapatero considere adecuados.
Pero el presidente no quiere entrar ahora en un debate que pueda dividir a la opinión pública, ser utilizado por el PP o movilizar a la Iglesia Católica, mucho menos después de la aprobación de la controvertida ley del aborto.
Pero, claro, la agenda y el calendario del Gobierno no siempre coincide con el del resto de los grupos parlamentarios. Y por eso ERC ha decidido llevar al pleno del próximo martes su propia propuesta de reforma para que el POSE se retrate en la votación que sucederá al debate. El texto redactado por ERC aboga por la separación real de los poderes públicos con cualquier confesión religiosa y la neutralidad de estos para «evitar cualquier confusión entre sus funciones y las religiosas o espirituales». Así en su artículo 4 establecen que «en los actos oficiales y en el protocolo de las Administraciones públicas será respetado el principio de laicidad» y que lo «cargos públicos e institucionales deberán abstenerse de participar en ceremonias o ritos de cualquier creencia en el desempeño de sus responsabilidad». ¿El objetivo? Acabar con los funerales de Estado. Los republicanos plantean también del actual calendario festivo. Para ello propone que una Comisión de Estudio formada por dos miembros de cada Grupo Parlamentario, establezca un nuevo calendario adecuado a lo establecido por los criterios de pluralidad y no discriminación, y que tenga en cuenta «las tradiciones culturales y festivas arraigadas en las culturas del Estado». Los independentistas establecen, también, que las Administraciones fijen sus oposiciones o pruebas selectivas procurando «evitar la coincidencia con las festividades de las diversas creencias».
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